Editorial de la Palabra de Dios

El Espíritu Santo se derrama

Cada año, durante el Proceso Comunitario para la Confirmación (PCC) que el Movimiento ofrece en parroquias y colegios, muchos hermanos realizan sus respectivos retiros espirituales. Publicamos el testimonio de un catecúmeno que realizó el Proceso en 2012 y la vivencia de un catequista en marzo de 2013.

 

Por Carlos Peñafiel*
Catecúmeno de Quito, Ecuador

Mi nombre es Carlos y tengo 22 años. En el mes de septiembre mi primo me invitó a acercarme al encuentro del Señor en el PCC. Desde entonces mi vida cambió radicalmente porque compartí una experiencia muy linda. Los catequistas demostraron mucho interés en enseñarnos y prepararnos para volver a recibir al Espíritu Santo en la Confirmación, en el cual se culminan los sacramentos de la iniciación cristiana.

Les comparto que fue una experiencia maravillosa en donde conocí aún más a Jesús, llené y alimenté mi espíritu. Me acerqué más a Él como hijo de Dios que soy y que somos todos nosotros.
Realmente, antes vivía alejado, sin tenerlo presente a Jesús, pero ahora todo es diferente: comprendí que Dios nos ama con un amor infinito y Él todo lo perdona.

A mí, y creo que a todos mis compañeros, me encantó este proceso porque aprendí muchas cosas nuevas: compartí, oré, canté e hice muchas actividades; todo esto se hace en cada reunión con los catequistas y los compañeros, en comunidad.
Siento una gran alegría por haber compartido momentos inolvidables con todos ellos y espero volver a encontrar momentos similares en un futuro cercano. Sin la presencia de cada uno de los que estuvieron presentes, no habría sido lo mismo.

 

Por Juan Manuel Romero
Catequista de la Zona Sur de Buenos Aires

Como PCC celebramos 30 años en la Iglesia, y en este último tiempo, presenciamos la expansión del servicio en nuevos lugares.
En cuanto a mi experiencia personal, siento que recibí la gracia de la libertad interior al anunciar la Palabra de Dios a mis hermanos catequistas y auxiliares. La Palabra maduró mi corazón, sanó mis heridas y derramó en mí los dones necesarios para estar disponible a lo que Dios quiera y la Obra necesite de mí: el Señor me hizo disponible y me regaló una profunda alegría.
Él sigue formando en mí un corazón pastoral que aprende a acompañar de cerca al pueblo que me confía.

 

*Carlos, en marzo de 2013, partió a la casa del Padre a causa de un accidente automovilístico.

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