“Yo soy la Inmaculada, siempre Virgen, la Madre de Dios, la Asunta al cielo”.
Eso fue lo que el vidente Bruno Cornacchiola comprendió que le decía la Virgen cuando ella se le presentó para indicarle que dejara de combatirla. Es la Virgen de la Revelación, a quien presentamos en la tapa. María sabe elegir lugares y cambiar de vestidos con tal de estar cerca de sus hijos. Ella es el rostro que más se asemeja al de Cristo, señala Francisco en Aprender de María a dar con gratuidad.
Nuestra Madre tiene mucho para enseñarnos y también para decirnos. Por ejemplo, en Medjugorje nos exhorta: “No tengan miedo de dar testimonio de la verdad, porque, si ustedes no tienen miedo y dan testimonio con valor, la verdad milagrosamente vencerá”.