“He abierto delante de ti una puerta que nadie puede cerrar”. Apoc 3, 8
El versículo del Apocalipsis que citamos continúa diciendo: “… porque a pesar de tu debilidad, has cumplido mi Palabra sin renegar de mi Nombre”. Esto nos indica que el Señor conoce nuestra precariedad para responderle, y es eso lo que intenta transmitir Una Vida con mayúscula, la experiencia de alguien que se abrió al Amor y cuya vida se llenó de Dios.
Este año la Iglesia nos propone ser Misericordiosos como el Padre y el Papa, en El consuelo que viene de Dios, nos enseña que “el Espíritu Santo es quien nos consuela y nos da la valentía de salir de nosotros mismos, y quien nos lleva a la fuente de toda verdadera consolación, es decir, al Padre. Y esto es la conversión”. He aquí un camino concreto hacia la Pascua.