Un camino de a dos
Después de casi seis años de noviazgo, queremos compartir el camino que Dios nos invitó a hacer como pareja y, en particular, la experiencia que tuvimos en la última jornada de novios que realizamos en el Colegio San José de la Palabra de Dios, en Buenos Aires.
Tanto la Escuela de novios1 como los retiros son para nosotros espacios donde el Señor nos guía y nos enseña cómo vivir la vocación familiar que recibimos, cómo construirla y desarrollarla para que transmita el Evangelio. En el siempre redescubrimos nuestra identidad.
En esa última jornada, luego de recibir un anuncio de la Palabra, nos dimos cuenta de qué rasgos del otro nos ayudan a acercarnos a Jesús y cuáles no y, entonces, en qué necesitamos ayudarnos el uno al otro. Tuvimos un momento para dialogar como pareja y pudimos expresarnos esto mutuamente.
Además descubrimos que nuestro vínculo es un espacio donde quiere estar Dios y que nuestro encuentro con Él no se limita a los momentos de oración o a la Eucaristía compartida, sino que es más amplio, más trascendente. Él quiere quedarse en medio de nosotros en todo momento, sentirse cómodo, a gusto, en nuestra manera de tratarnos, de conversar, en las circunstancias que nos toca atravesar.
En esta etapa final del noviazgo reconocemos que vivimos la Alianza en estas cosas, que Dios nos abre a seguir reconociéndonos proyecto suyo para los otros, y sentimos la necesidad de estar cada vez más disponibles para lo que Él quiera hacer.
Hernán y Florencia*
DEJARSE ACOMPAÑAR Hoy en día, para pensar en el matrimonio, se considera necesario un trabajo, una casa, una situación humana digna. Sin embargo, es aún más importante una mejor preparación que la Iglesia debe ofrecer a todos los que piden este sacramento. Es necesaria, en primer lugar, una preparación remota que acompañe el crecimiento de toda persona y ponga la mirada sobre la afectividad y la sexualidad, aspectos nucleares durante ese tiempo. Luego le sigue una preparación próxima, cuando los novios están ya en los años cercanos a su casamiento. El reciente Sínodo sobre la familia y el Papa Francisco señalaron la necesidad de ofrecer itinerarios más prolongados de formación para el matrimonio durante este tiempo, que abarquen una formación más completa, den espacio al diálogo sereno sin apuros y permitan completar contenidos, porque el matrimonio afecta a la toda la persona y a todos sus aspectos. En último lugar, la preparación inmediata consiste en ultimar detalles y trámites para que todo resulte bien el día del casamiento. La preparación, entonces, requiere tiempo, porque el matrimonio no es un experimento, es una opción consciente y madura de quien entrega su vida al otro hasta que la muerte los separe.
Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, España
*Hernán Palavecino participa del centro pastoral de Quilmes Oeste y Florencia Escobar, de Berazategui, en la provincia de Buenos Aires.
1- La Escuela de novios, como parte de la formación discipular, está destinada a los orantes que estén en proyecto de matrimonio. Su duración es de tres años.
PUBLICADO EN REVISTA CRISTO VIVE ¡ALELUIA! Nº 205 (NOV-DIC 2016)