Editorial de la Palabra de Dios

Camino de una vocación

¿Cómo es la experiencia del llamado a la vida consagrada? Viviana no solo comenta esa gracia, sino que también alude a las características de la consagración particular en el Movimiento de la Palabra de Dios.

En últimos años he intentado integrar todos los aspectos de mi persona a la gracia del llamado. Por momentos, este proyecto me parece gigante ante las pequeñas posibilidades que experimento, pero de a poco, y en la medida que puedo responder, el Espíritu Santo va integrando en mi ser y mi hacer el don y la gracia recibida. Así, confiando en el obrar de Dios, camino esta invitación del Padre a pertenecerle, buscando discernir su voluntad en el entramado de mis días, actividades y ritmo cotidiano. A medida que avanzo descubro que Dios me revela un nuevo aspecto que debo convertir y, a la vez, me renueva su amor y su elección por mí que me siguen enamorando y conquistando mi corazón casi como el primer día.

Mi llamado en la Rama de Betania
Cuando me presentaron la consagración particular la definieron como “no convivencial”. Desde entonces le fui preguntando al Padre cómo definirla desde lo que es y no simplemente desde lo que no es. Este año, el Señor completó en mí la imagen de la Rama de Betania, gracias a las charlas que fuimos recibiendo del Padre Ricardo.

Tengo la certeza de que Dios Padre me dice que Betania es un llamado a pertenecerle de manera exclusiva y que se alimenta de dos fuentes distintas: por un lado, de la intimidad en la alianza con Él y, desde Él, con Jesús y su Espíritu y, por otro, de la vida comunitaria.
Asociado a la imagen de los hermanos de Betania que describe el Evangelio (María, Marta y Lázaro, cf. Jn 11), el llamado es profundamente comunitario. La consagración se despliega en medio de nuestras comunidades de referencia. El llamado nace y permanece en medio del pueblo de Dios. Y es desde la gracia que se derrama en la vida comunitaria, cómo las consagradas buscamos insertarnos en medio del mundo, de nuestras familias, trabajos, profesiones y barrios, siendo luz y testigos del único que cautivó nuestros corazones. En este sentido, si bien es un llamado “no convivencial”, es hondamente comunitario. La comunidad completa, enriquece y plenifica nuestro ser consagrado.
Por otro lado, asociado a la imagen de María en Caná, la Rama de Betania está profundamente aliada al corazón del Padre en la intimidad de la alianza y desde ahí se intenta vivir una espiritualidad amantiva a imagen de María de Betania, aquella mujer del Evangelio amiga de Jesús que derramó su perfume a los pies del Amado.

Desde la intimidad de la alianza con el corazón del Padre, buscamos vivir el llamado consagrado para anunciar y llevar a Jesús a nuestros lugares de pertenencia y poder ser, en medio de ellos, mensajeras de la alianza que Dios quiere establecer con todos los hombres y mujeres del mundo.

Estas dos imágenes de Caná y de Betania se vinculan en la Pascua de Jesús, ambas de algún modo son un anticipo de ella. Tanto el signo de la multiplicación del vino en Caná como la resurrección de Lázaro en Betania anticipan la muerte y resurrección de Cristo. Y es desde allí desde donde buscamos ser signo de Jesús, la Resurrección y la Vida, en el mundo.

Como gracia del carisma, nos reconocemos como un pueblo surgido de la Pascua. Nuestro llamado nace y habita dentro del carisma de la Obra; esa es su única fuente. Lo que el Padre derrama en el carisma como don para su Iglesia, eso mismo derrama en la Rama de Betania que está dentro del carisma de la Obra y le pertenece a Él. Donde esté el carisma desplegado, allí se desplegará también la Rama y lo que el Padre quiera realizar.

Discernimientos cotidianos
En lo personal, una de las cosas que busco y le pregunto al Señor es cómo desarrollar mi vida según el llamado recibido para vivir plenamente consagrada y no como una mujer soltera. Al no tener vida convivencial, no existe “algo” externo que nos ayude a establecer los tiempos dedicados a la oración, al trabajo ni al compartir comunitario.

Encontrar un ritmo cotidiano que favorezca mi vínculo de intimidad con el Señor y el desarrollo de mi llamado es una búsqueda diaria. Jesús me va dando pistas y de a poco voy hallando la manera de vivir como Él quiere. Es un hermoso desafío diario, semanal, mensual y anual. Se trata de buscar y escuchar lo que le agrada al Señor cada día. Es ser firme y flexible a la vez, según lo pida el Padre a través de las circunstancias que vivo, todas donadas por su providencia.

Una imagen hermosa de la familia de Betania es el momento en que María derrama su más caro perfume para ungir los pies del Maestro. La Palabra dice que “toda la casa se impregnó con la fragancia del perfume” (Cf. Jn 12, 3). Podría decir que es eso lo que buscamos las consagradas de Betania hacer con nuestra vida: ser fragancia de Jesús, impregnar con su perfume todos los lugares para que nadie se quede sin conocerlo: impregnar el mundo con la fragancia y el amor de Cristo.

Le pido a Jesús que nos enseñe a ser como el Padre nos pensó y soñó, y que el Espíritu Santo nos siga revelando el querer de Dios para nuestras vidas y para la de la Rama de Betania. Que María de Caná sostenga y anime nuestro “sí” de cada día para que respondamos y hagamos todo lo que Jesús necesite de nosotras (Cf. Jn 2, 5) con fidelidad y humildad a las promesas que el Padre tiene para esta Rama que crece bajo su amparo y cuidado.

 

Viviana Notaro
Centro Pastoral Santa María
de los Ángeles – Buenos Aires

 

N. de la R. : Viviana participa del Movimiento de la Palabra de Dios desde el 2003. Es profesora de Educación física, tiene 42 años y actualmente trabaja como supervisora docente.

 

Publicado en la Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 188 – JUL/AGO 2013