Editorial de la Palabra de Dios

Somos Juli y Javi, estamos casados hace ocho años y tenemos dos hijos, Pili de 7 años y Bauti de 4. Solíamos vivir en Buenos aires y participar de nuestras comunidades de oración en el Centro pastoral de Castelar, hasta que descubrimos que el Señor nos hizo una propuesta nueva.

Nos llevó tiempo, procesos exteriores, pero por sobre todo interiores, el poder concretar lo que hoy es realidad, hace casi dos años.

Bariloche siempre nos gustó mucho, y era un lugar relativamente conocido para nosotros porque íbamos seguido a visitar familiares. Pero fue en el 2018, cuando luego de un asalto violento en nuestra casa, volvimos de vacaciones al sur y algo se abrió en nuestro interior. Fue un viaje hermoso, donde nos conectamos con la paz, lo bello y lo trascendente de la creación de Dios. Así nos surgió la pregunta del ¿por qué no vivir acá? Sobre todo cuando sentíamos que Buenos Aires ya no era “nuestro lugar seguro”, ya no era nuestro “hogar”.

Luego de esas vacaciones comenzó la búsqueda de discernimiento interior, que a veces atendíamos y otras ignorábamos. Pasaron los años y cada vez que volvíamos al sur esa pregunta aparecía en nuestro corazón.

No fue fácil el darnos cuenta qué sería lo mejor, porque aunque nos “gustaba la idea”, sentíamos ataduras afectivas y materiales. Pero más allá de nuestras inseguridades, miedos y de todo lo que prácticamente era imposible, le pedimos al Señor que nos de signos, que si tenía que ser, que Él abriera los caminos.

Así empezaron a “llovernos signos” y a abrirse los caminos: posibilidades para Javi de mantener su trabajo, hacerlo online, un casa en donde vivir, un proyecto económico a desarrollar y por sobre todo, una misión que el Señor nos encomendaba. En Bariloche nos esperaban hermanos, una comunidad con quien poder caminar la vida de fe y orar juntos, cosa fundamental para nosotros.

Fue un tiempo de mucha oración, discernimiento y de re enamorarnos de las propuestas de Jesús. De sentirnos llamados por Él y escuchados en nuestras necesidades.

Así fue que, acompañados en el discernir por un matrimonio del Centro de Castelar, al orar el Señor nos habló en Mc 10, 29-30: ”Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos, 30 recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna.”

Esta cita de la Palabra selló para nosotros la certeza de que era Dios quien nos llamaba, que la propuesta era integral. Ya no era una mudanza buscando tranquilidad o escapando de la inseguridad, sino con un objetivo mayor y superador: anunciarlo en este lugar. La promesa era de plenitud para nuestra familia y que aunque nos advertía de las persecuciones y vientos en contra -que abundan en la Patagonia- nos prometía cien veces más lo que dejábamos. 

Podemos decir que así fue. Que ganamos en nuevos vínculos, tranquilidad, plenitud, libertad, en el privilegio de vivir en un lugar hermoso dentro de un bosque que no imaginamos. Los planes de Dios para nuestras vidas son superadores a nuestros sueños. 

*Javi realiza su servicio pastoral más general y es catequista en el Proceso comunitario para la confirmación. Juli es coordinadora de su propio grupo de proceso de oración.