Los orígenes
No muchos saben que nosotros somos una ramita del árbol cordobés... Nací en Ushuaia y fui a estudiar a la ciudad de Córdoba. Cuando cursaba el quinto año de la universidad, una amiga me invitó a participar de un Retiro de Pascua. Le dije que sí, pero en realidad no tenía ninguna intención de asistir, pensaba que el feriado de la Semana Santa era para dedicarlo al descanso.
Cuando llegó el Miércoles Santo, la mayoría de mis amigos se fueron para sus ciudades de origen… Yo no podía volver a Ushuaia por cuatro días; la distancia y el costo del pasaje eran muy altos, de hecho, solo volvía en julio y en diciembre.
Al encontrarme solo en el departamento y vislumbrando que sería un fin de semana largo y aburrido, me acordé de la invitación, y sin expectativa fui al retiro. Ese año se hizo en el colegio Pio X.
El primer día, el Jueves Santo, nos propusieron hacer una oración. Yo no decía nada, tenía los ojos abiertos mirando lo que sucedía a mi alrededor; todo me parecía muy extraño. Pero algo me llamó la atención, tanto que aún tengo el recuerdo de ese momento en mi memoria: había una persona que estaba sentada en el piso, con los brazos abiertos y las manos hacia arriba, orando con mucha alegría y devoción. De alguna manera, eso me conmovía. Más tarde supe que esa persona era Viviana Ruffener, de Nazaret femenino de allí.
Al finalizar el retiro me invitaron a participar de un grupo de oración, y aunque dije que sí, en realidad no tenía intención de ir. Pero vaya a saber por qué razón terminé yendo. Fui ese año, y el siguiente, y el siguiente…
Sucedió que al terminar la carrera regresé a mi ciudad de origen con esta experiencia en el corazón.
El regreso a mi ciudad
En Ushuaia, recién llegado, a la salida de una misa, el sacerdote me propuso dar catequesis a niños
de primera comunión. Le di todo tipo de excusas porque no me interesaba el tema de estar con niños, aunque me insistió porque no había catequistas, pero mantuve el no.
Finalmente decidí poner en práctica algo de lo que había aprendido en los grupos de Córdoba sobre el discernimiento: puse en oración el tema y le pedí a Jesús que me mostrara su voluntad en la Palabra. Luego de orar, experimenté que la Palabra me enviaba claramente a la misión, y me dije que, si realmente Dios quería que fuera catequista, me lo debería confirmar. Así fue que varias veces volví a hacer la experiencia de orar y leer el Evangelio, hasta que fue tan contundente la respuesta del Señor para mí, que me ofrecí al servicio. “El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi
discípulo” (cf. Lc 14,27).
En el grupo de catequistas conocí a Mabel y ahí comenzó todo.
Al año siguiente comenzamos con Mabel a orar espontáneamente con la Palabra en la primera fraternidad de oración, que se sostuvo por dos años, hasta que se formó el primer grupo de seis hermanos, entre los que estaba Carlos Alegre, recién llegado a Ushuaia, desde la provincia de Corrientes. Oramos en esta fraternidad por tres años. Si bien, algunos abandonaron el camino y nos desanimamos, el Espíritu Santo vino en nuestra ayuda a darnos el aliento de vida y nos decía: “Ustedes son los pilares de la zona”.
La primera comunidad y PCC
El Espíritu Santo fue profético, al año siguiente, en 1999, hacíamos en Ushuaia el primer retiro de Pascua abierto a la comunidad, del que participaron veintiún hermanos, tres antiguos y dieciocho nuevos. Se formó la primera comunidad de orantes. Allí ingresó Haydée, mi mamá, quien tuvo su primer retiro de Pascua a los 61, y junto con Mabel, Carlos y yo, aún continuamos en la actualidad en la comunidad más antigua de la zona junto a otros hermanos que se agregaron con posterioridad. A la vez se abría el Proceso Comunitario para la Confirmación por primera vez en la parroquia María Auxiliadora. El Señor cumplía su promesa.
Walter “Betto” Díaz
Grupo de hermanos antiguos de Ushuaia – 2023
CRONOLOGÍA
1994 – Un hermano que había participado de los grupos en Córdoba comienza a orar y pedir la
Palabra en una pequeña fraternidad con una hermana de Ushuaia, esta fraternidad se sostuvo por
dos años.
1996 – Crece la fraternidad a seis hermanos con dos matrimonios que se sumaron, y comienza un
pequeño proceso de compartir y orar durante casi tres años.
1998 – Quedan tres hermanos en la fraternidad (los otros tres abandonaron). El Espíritu los alienta a
no decaer y los nomina como “tres pilares de la zona”.
1999 – Dos de los hermanos viajan en enero a las Convivencias de verano y allí el Espíritu inspira
realizar el PCC en una parroquia y el deseo de realizar un Retiro de Pascua en Ushuaia.
1999 – Se realiza el Primer Retiro de Pascua en Ushuaia, al que asisten veintiún personas (dieciocho
nuevos) y se conforma la primera comunidad de hermanos, también se realizan las Primeras
Jornadas de Pentecostés y de María. En la parroquia María Auxiliadora se abre el primer PCC, los
catequistas son Mabel y Beto.
2001 – El Padre Ricardo viaja a conocer la comunidad más austral Concelebra misa con el Padre Raúl en la parroquia donde se da el PCC y guía el primer encuentro en la palabra con agentes de la
parroquia. También en este año comienza a viajar la misionera: Adriana Rodríguez.