Editorial de la Palabra de Dios

Hace 20 años, una abogada llevó hasta la Corte Internacional de Derechos humanos el caso de tres chicos condenados a prisión perpetua por hechos gravísimos que habían cometido antes de cumplir los 18 años. Por ese caso, en 2013, Argentina fue condenada por imponer penas a esos pibes como si fueran adultos… Cuando uno de ellos recuperó la libertad, se suicidó… Esa condena para el país, no impide que hoy en día, se debata la idea de bajar la edad de punibilidad hasta los 13 años.1

La realidad de la justicia juvenil es un tema que ha generado distintas instancias de debate dentro del ámbito social, jurídico y cultural a lo largo de los años. Según el Comité de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es fundamental cumplir con las normativas internacionales para garantizar la protección de los derechos de los adolescentes.


Cristo Vive, ¡Aleluia! convocó a profesionales de diversas áreas y a un clérigo para profundizar en el tema.


Desde una mirada del derecho, Lourdes Moutin2, expresó: “Cuando un menor es sospechado de un delito, resulta esencial centrarse en su capacidad de restauración y la posibilidad de que cumpla una función en la sociedad. La discusión sobre el descenso en la edad de punibilidad tiene como punto de partida la legislación actual, en la que no se investiga obligadamente aquellos delitos cometidos por menores de 16 años, salvo que hayan adultos involucrados. A modo de ejemplo, en la ola de homicidios de los últimos meses en Rosario, los señalados como autores materiales instigados por adultos, tienen trece años. El año próximo entrará en vigencia en Santa Fe una ley que prevé investigar ciertos delitos, aun cuando estos hayan sido cometidos por menores de 16 años, debiendo, en caso de hallarlos responsables, derivarlos a la Secretaría de Niñez, para abordar el contexto en el que viven. Esta solución intermedia es consonante con los Tratados Internacionales que sugieren que, en lugar de solo castigar, se ofrezca apoyo para que el menor reconozca sus errores y repare el daño a las víctimas; y que se retrase la edad de ingreso al sistema penal, con lo cual, la baja en la edad de imputabilidad podría sancionarse como una ley transitoria.”

Omar Otero3, licenciado en trabajo social, dice: “Considero que la baja de la edad de imputabilidad no es una solución integral, sino una respuesta muy recortada ante la problemática delictiva. Aquellos niños, niñas y adolescentes que en muchas oportunidades son trasgresores y están en conflicto con la ley son o han sido esa población marginada que tiene sus derechos fundamentales vulnerados, como tener una vida digna, recibir educación, atención de salud, alimentación adecuada, vivienda y el acceso actividades deportivas, lúdicas y socioculturales. Por eso, a medida que estos jóvenes son víctimas del sistema, cruzan una delgada línea y en muchos de esos casos pasan a ser victimarios o personas en conflicto con la ley. Toda conducta disocial que tenga que ver con las adicciones de sustancias psicoactivas son respuesta de la falta de políticas de protección: los chicos y chicas comienzan a desarrollar conductas de supervivencia que en muchos casos responden al desamparo o descuido familiar y a la falta de atención del Estado…

LEER Completo comprando la revista cristo Vive ¡Aleluia! Nº256 – AGO 2024

  1. Claudia Cesaroni, eldestapeweb, 27/07/24.
  2. Representante de la Sociedad Civil ante la Organización de los Estados Americanos. Auxiliar del Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe.
  3. Especialista en Niñez, Adolescencia y Familia. CABA.