Laudato Deum es la nueva Exhortación apostólica que nos regala el Papa Francisco para abordar en particular la actual crisis climática.

Esta cultura del cuidado del medio ambiente no es solo una “actitud verde”, es mucho más. Cuidar el medio ambiente significa tener una predisposición a trabajar por una ecología humana. No podemos decir que la persona y la Creación están en lugares diferentes. La ecología es total, es humana. Esto es lo que he querido expresar en la encíclica Laudato Si’: no se puede separar al hombre del resto de la Creación; hay una relación recíproca, tanto del medio ambiente sobre la persona, como de esta en el modo en que trata al medio ambiente; y también el efecto rebote contra el hombre cuando se maltrata el medio ambiente.

San Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Mostró una especial preocupación por la creación de Dios y por los más pobres y abandonados. Amó y fue amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Fue un místico y un peregrino que vivió con sencillez y en maravillosa armonía con Dios, con los demás, con la naturaleza y consigo mismo. En él vemos hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.

Laudato si’, mi’ Signore”, cantaba San Francisco de Asís. Nuestra casa común es también como una hermana, con la que compartimos la existencia, y como una hermosa madre que nos acoge en sus brazos: “Alabado seas, Señor mío, por nuestra querida madre Tierra, que nos sustenta y gobierna, y produce frutos diversos con flores y hierba de colores.”

→ Un desafío para todos

Es urgente tener un diálogo renovado sobre cómo estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una confrontación que una a todo el mundo, porque el desafío medioambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos afectan a todos. El movimiento ecologista mundial ya ha recorrido un largo y rico camino, y ha dado lugar a numerosas agregaciones ciudadanas que fomentan una toma de conciencia. Por desgracia, muchos esfuerzos por buscar soluciones concretas a la crisis medioambiental se ven a menudo frustrados no solo por el rechazo de los poderosos, sino también por el desinterés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos hacia las soluciones, incluso entre los creyentes, van desde la negación del problema hasta la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una nueva solidaridad universal. Como dijeron los obispos de Sudáfrica, “se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por los seres humanos a la creación de Dios. ‘Todos podemos trabajar juntos como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación’ (LS, nº14), cada uno con nuestra propia cultura y experiencia, nuestras propias iniciativas y capacidades.”

Papa Francisco

Publicado en la revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 248 – OCT 2023