Desde el año 1973 se celebra el Día Mundial del medio ambiente, una acción promovida por las Naciones Unidas para concientizar su cuidado. A partir del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) millones de personas participan a través de actividades, eventos, acciones presenciales y virtuales en todo el mundo para defender las distintas problemáticas ambientales.
Para este 2024, se puso el foco en la restauración de la tierra, la desertificación y la resiliencia a la sequía. Los datos que arroja la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación son que hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial y pone en peligro aproximadamente la mitad del PIB mundial. Además, el número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050.

Un compromiso a futuro
En marzo de 2019, la Asamblea General de la ONU proclamó el período de 2021 a 2030 como el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas. Este Día Mundial del Medio Ambiente tiene por objetivo apoyar la aceleración de los progresos en el cumplimiento de estos compromisos. A nivel mundial, numerosos países apuntan a restaurar mil millones de hectáreas de tierras (una superficie mayor que China) a través de la protección del 30% de zonas terrestres y marinas en favor de la naturaleza y la restauración del 30% de los ecosistemas degradados del planeta.

El llamado es hoy
El papa Francisco, en su discurso a los participantes de la cumbre dedicada a la crisis y la resiliencia climática1 resalta que nos enfrentamos a desafíos sistémicos que son distintos, pero están conectados entre sí: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el deterioro ambiental, las disparidades globales…

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