TESTIMONIO.-

Tres cantantes buscaron perfeccionar su arte para conducir a otros al encuentro con Dios.

Durante el 2017, Berenice, Rosi y Andrea nos reunimos en busca de los caminos que el Espíritu Santo quería abrir delante de nosotras…

Así surgió “Adorándote”, un proyecto de adoración y oración con la música para encontrarnos, en intimidad, con el amor que Dios nos tiene.

“Adorándote” es un espacio en donde cantamos y ofrecemos canciones que seleccionamos y preparamos cuidadosamente con el objetivo de que nos lleven a lo profundo del corazón para encontrarnos con Dios, para hablar con Él, dejarnos tocar, abrazar y sanar por su amor.

Somos conscientes de la riqueza que tiene la oración en el carisma del Movimiento de la Palabra de Dios. La música, que la acompaña, nos lleva a experiencias de adoración y apertura al Espíritu Santo: se genera un ambiente de interioridad y de acción de Dios cada vez que oramos.

En nuestros primeros encuentros, elegíamos canciones y las presentábamos al Señor en oración. A partir de esto, sentimos que el Espíritu nos animó a seguir sus pistas y a armar un proyecto: a hacer una experiencia de oración y adoración desde la gracia de la música.

Comenzamos a ensayar mucho, no solo por una cuestión técnica y de calidad sino también para “escuchar” a dónde quería llevarnos el Espíritu en estas canciones, qué ambiente provocaban, entre otras cosas…

La vivencia que tuvimos la podíamos expresar en esta frase: “Cuando uno adora, se crea una atmósfera, un ambiente donde Dios obra”. Con esta convicción, planificamos y armamos los encuentros con un itinerario determinado: comenzar con canciones más movidas para entrar poco a poco en un ambiente de interioridad, para luego, con las propuestas de oración, en una vivencia de mayor profundidad, crear un clima de adoración.

Nosotras lo vivíamos de ese modo, pero no sabíamos qué iba a pasar al proponerlo a otros. La idea no era armar un recital para que vinieran a vernos, sino un encuentro de oración y adoración.

Y el Señor no tardó: tuvimos dos propuestas. La primera experiencia fue en un colegio, en el cual había un encuentro nacional de los grupos juveniles de su congregación. Se reunirían alrededor de 400 adolescentes. Dijimos: “Estos no van a enganchar con una propuesta de oración porque es todo un bloque, no hay cortes”; pero decidimos creerle al Espíritu Santo.

El encuentro en el colegio nos sorprendió: los jóvenes, que inicialmente estaban algo dispersos, ¡terminaron en oración!… y pensamos: “¡Esto es un signo del Espíritu…!”.

Esta experiencia nos animó a proponer un segundo encuentro en la parroquia del Carmen, que está cerca de la casa de la comunidad de Nazaret femenino de Rosario.

La providencia de Dios nos abrió las puertas. Ambientamos el salón. Este lugar tenía un escenario pero nosotras nos pusimos abajo, a la altura de la gente porque no era un recital –insistíamos con la importancia de crear conciencia de eso– sino un encuentro.

Desde las luces a los detalles sencillos en rincones, como la Palabra o lámparas con luz tenue, todo invitaba a que se generara un ambiente de interioridad.

¡Fue una experiencia bellísima! A medida que transcurría el encuentro, vivenciábamos la unión con quienes estaban presentes. Ya no éramos nosotras y ellos, sino que éramos uno cantándole al Señor.

En un momento de la noche, el párroco entró el Santísimo. Era el Padre Hernán, quien con una actitud de mucha unción, permaneció arrodillado un rato mientras cantábamos. Nos sumergimos en una experiencia de adoración, de gozo y de intimidad… fue un momento único.

Sentimos un profundo agradecimiento por el paso del Señor porque su amor tocó nuestras vidas, porque nos sentimos amados, sanados y rescatados. Esto fue posible con solo abrirle el corazón y con una firme convicción que inspiró el proyecto “Adorándote”: la necesidad de profundizar, desplegar, recuperar la vida interior y de Espíritu en los jóvenes, en los adultos, en los distintos estados de vida y en nuestro andar como Iglesia.

Seguimos abiertas a buscar lo que el Espíritu Santo quiera y a poner nuestros dones al servicio del Reino. Sobre todo, tenemos el impulso de animar y animarnos como carisma, como Obra y como Iglesia a desplegar la vida interior, la vida del Espíritu, la vida de la adoración.

Berenice Tejero, Rosi Fontanarrosa y Andrea Pérez

Centro Pastoral de Rosario

Prov. de Santa Fe