Editorial de la Palabra de Dios

Los niños y niñas de todo el mundo atraviesan dificultades. Estar alerta, es clave para poder acompañarlos.

Un 20 de noviembre del año 1959, la humanidad dio un paso importante e histórico: la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Declaración de los Derechos del Niño que, en 1989, luego de diálogos y negociaciones con gobiernos del mundo, líderes religiosos, organizaciones y otras instituciones, se convirtió en lo que hoy conocemos como el texto final de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) que tiene un cumplimiento obligatorio para los países que la firmaron. Desde aquel momento, en este día se busca fomentar la fraternidad entre los niños y las niñas del mundo y promover su bienestar. Además, se busca recordar a la ciudadanía en general que los niños y niñas son el colectivo más vulnerable y, por lo tanto, el que más sufre las crisis y los problemas del mundo. La responsabilidad como sociedad de conocer su realidad actual y cómo viven en los pueblos frente a las problemáticas mundiales, es esencial en estos tiempos.


En este sentido, Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), plantea algunas amenazas para los niños y niñas del mundo con el objetivo de dar a conocer los nuevos y peores desafíos que tienen. En su carta abierta, ella indica que los niños de hoy se enfrentan a nuevas dificultades y cambios a nivel mundial que eran inimaginables para nuestros padres (…). “La infancia ha cambiado, y nosotros tenemos que cambiar nuestros enfoques para adaptarnos a esos cambios”, afirma Fore.


Estas son algunas de las problemáticas:
Contaminación y crisis climática. Los niños luchan contra la destrucción incontrolada del planeta y con una crisis mundial del clima que tiene el potencial de socavar la mayoría de los avances logrados en materia de supervivencia y desarrollo infantil en los últimos 30 años. El aumento de las condiciones meteorológicas extremas y el aire tóxico, las sequías prolongadas y las inundaciones repentinas forman parte de esta crisis que afecta de manera desproporcionada a los niños más pobres y vulnerables.

Declive de la salud mental. El incremento de las enfermedades mentales entre adolescentes ha aumentado y la depresión es una de las causas principales de discapacidad entre los jóvenes. Es fundamental dar prioridad a la difusión, la prevención, el tratamiento y la rehabilitación de niños y jóvenes que sufren estos problemas. También es de ayuda luchar contra los tabúes o estigmas que rodean a las enfermedades mentales, con el fin de poder buscar tratamientos y recibir asistencia…

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