“Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora” (Lc 1, 46 ss). Este es el canto que entonamos junto a la Virgen y junto a quienes hicieron posible que Cristo Vive, ¡Aleluia! naciera, creciera y se desarrollara hasta ser la revista que hoy está en tus manos.
Con mucha alegría damos gracias a Jesús, el Señor, porque reconocemos que en su providencia santísima permitió que llegáramos hasta aquí. Él, como dueño del tiempo, vio el antes y el después de esta historia. Eso quisimos plasmar a través de una infografía que muestra en las páginas centrales, el recorrido de las 200 ediciones.
Cristo Vive, ¡Aleluia! nació con la vocación de testimoniar el obrar de Dios Padre con sus hijos, en particular, con los miembros del Movimiento de la Palabra de Dios –al que pertenece la revista– y desde su primer número, registró el andar de este pueblo, una pequeña parcela dentro de la Iglesia (p. 5). Es testimonio de ello la entrevista que publicamos sobre el proyecto de la Casa de Encuentro y Oración San Juan Evangelista, al cumplirse diez años de la colocación de la piedra fundamental (pp. 10 a 13).
El carisma que recibimos es como una semilla que, a lo largo de estos 40 años, creció hasta transformarse en un árbol, tal y como se ve en la tapa de esta nueva publicación. Así hemos querido actualizar la gracia expresada en la frase de portada del número 39, de octubre de 1983: “(…) Crecía un árbol con vocación de cobijar en él a los hijos dispersos de Dios en la tierra” (Cf. Mt 13, 31-32). Reconocemos con gratitud que la revista es parte de ese crecimiento y llegar a las 200 publicaciones ininterrumpidamente es uno de los frutos del árbol del carisma.
La misión de la Iglesia es cobijar a todos, desde los más chicos a los más grandes, desde los más ricos a los más pobres. Por eso es reconfortante conocer la mirada de Mons. Tissera sobre la Obra: “el Movimiento ha hecho que la Palabra de Dios llegue a todos, con la particularidad de que ha alcanzado a toda la familia, desde los niños hasta los mayores” (p. 22).
En marzo de 1977, el P. Ricardo, nuestro fundador, escribía: “El Movimiento es una planta tierna. ¿Qué otras ramas tendrá? (…) ¿Cuánto podrá crecer (…) en medio de múltiples contradicciones y límites que la cercan? ¿Cómo se desarrollará, desde la Iglesia, su servicio frente a la necesidad primaria de la evangelización que tiene el mundo? Una cosa sabemos. Que nuestra respuesta de crecimiento está en caminar fielmente la providencia del Padre con una fe semejante a la de Abraham” (Cristo Vive, ¡Aleluia! número 7, p. 18).
Ese fue nuestro andar: ser fieles a la fidelidad de Dios con nosotros. Hoy vemos una parte del camino; Dios sabe cuánto más vendrá. Mientras tanto, nos lanzamos a creer confiando en que “el Señor enviará su bendición en todas nuestras tareas y seremos bendecidos en la tierra que Él nos da” (Cf. Deut 28,8).
Laura Di Palma
SUMARIO
ACTUALIDAD ECLESIAL
“El hombre más peligroso del planeta” – R. Guillemí
ANUNCIO
Principios de discernimiento de la cultura IV – P. Ricardo
TESTIMONIO
El proyecto familiar y el plan de Dios – I. Vizuete
Mateo, regalo de Dios – S. Cives
Cincuenta años de vida entregrada – P. J. M. Aguirre
INFOGRAFÍA
200 números en imágenes
DIACONÍA FAMILIAR
La vocación a la familia
Ser testigos del obrar de Dios – Eq. de Redacción
El noviazgo, un camino para la fe – M. y N. Carevich
La misión de los esposos – K. y E. Pérez
Siete años de novios – L. y G.
MOVIMIENTO
El carisma del M.P.D. – P. Ricardo
ENTREVISTA
Hace diez años – M. Novello
Un camino en comunión con la Iglesia – Eq. de Redacción
REFLEXIÓN
Los santos desintoxican la humanidad – Eq. de Redacción
En el pesebre – G. Quiñonez
La alegría de la alabanza – G. Alberti
ORACIÓN
Padre de Bondad – P. Ricardo
Publicado en Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 200 (NOV-DIC 2015)