La discriminación hace posible que un hombre pueda someter a otro.
Una práctica actual
El tráfico de seres humanos, la explotación con fines laborales o sexuales, la servidumbre por deudas, los trabajos domésticos forzados, son, entre otras, formas actuales de esclavitud. Las cifras son dramáticamente elevadas: habría más de 40 millones de personas, sobre todo mujeres y niños, que la sufren.
Prohibida la ignorancia
Aparentemente, muchos no desean conocer y comprender el alcance del problema. Hay algunos que, al estar involucrados directamente en organizaciones criminales, no quieren que se hable de esto, simplemente porque sacan grandes beneficios. También está quien, aun conociendo el problema, no quiere hablar porque se encuentra allí donde termina la “cadena de consumo”, como de los “servicios” que ofrecen hombres, mujeres y niños convertidos en esclavos. Estamos llamados a salir de cualquier forma de hipocresía: a afrontar la realidad de que somos parte del problema. No nos está permitido mirar hacia otra parte y declarar nuestra ignorancia o nuestra inocencia.
Acción de la justicia
Defender los derechos de quienes son convertidos en esclavos, impedir que los corruptos y los criminales escapen de la justicia y tengan la última palabra sobre las personas explotadas es una tarea urgente. No es suficiente que algunos estados y organismos internacionales adopten una política particularmente dura al querer castigar la explotación de los seres humanos si después no se afrontan las causas del problema, como la pobreza extrema, la violencia y la corrupción. Bajo estas condiciones sociales, es más fácil que los autores de estos crímenes actúen con total impunidad.
Víctimas y educación
La criminalidad organizada y el tráfico ilegal de seres humanos eligen sus víctimas entre los más pobres, los más postergados, los más descartados. La respuesta de base reside en crear oportunidades para un desarrollo humano integral, iniciando con una educación de calidad. Este es el punto clave: educación de calidad desde la primera infancia.
Esto requiere valentía, paciencia y perseverancia, un esfuerzo global por parte de los diversos actores que componen la sociedad. Un compromiso común para afrontar este desafío será una ayuda valiosa para la construcción de una sociedad renovada y orientada a la libertad, a la justicia y a la paz.
Francisco
Fuente: II Foro Internacional sobre la Esclavitud Moderna, mayo de 2018.