Editorial de la Palabra de Dios

Un grupo de abogados busca a Dios en la Palabra y la oración en común.

A mediados del 2008, dada la cercanía de los diferentes lugares de trabajo, algunos hermanos abogados del Movimiento comenzamos a encontrarnos a compartir en el horario del almuerzo. Así se generó un lugar fraterno que provocó que otros fueran sumándose espontáneamente.
Cuando ya conformamos un grupo, dejamos de lado los impersonales bares y comenzamos a reunirnos en la oficina de uno de nosotros; esto nos dio la posibilidad de dialogar con mayor profundidad sobre nuestras realidades de trabajo, y hacer lugar a la oración y a la lectura de la Palabra. El carisma de la Obra presente entre nosotros nos conformó como una fraternidad de hermanos que tienen en común la profesión y el deseo de construir la Nueva Civilización en los diferentes lugares donde desarrollamos nuestra tarea.
La Palabra es muy importante para nosotros: nos marca un camino para recorrer e ilumina rasgos de nuestra mentalidad profesional que tenemos que evangelizar continuamente. En muchas ocasiones, el Señor nos habló a través de pasajes del evangelio donde se cuentan sanaciones en el día sábado (Mt. 12, 9-14, Mc. 3, 1-6): describen la actitud farisea de mero “cumplimiento de la ley” ante la propuesta sanadora y liberadora del Amor de Dios.
En un momento, algunos propusimos hacer una reunión para otros hermanos abogados del Movimiento; esta se realizó en septiembre del año pasado en la sede de la avenida San Juan en Buenos Aires, en donde tuvimos la gracia de celebrar la Eucaristía que presidió el P. Ricardo.
En aquella oportunidad, decidimos hacer un anuncio a partir de un pasaje de la Palabra que nos había acompañado, cuyo tema era la sanidad. Luego compartimos por grupos a partir de esta pregunta: “¿Cuáles son las dificultades que enfrentamos para vivir la fe en nuestra profesión y qué nos ayudaría a superarlas?”, y oramos en asamblea. Al final, el Señor nos iluminó con la Palabra de Santiago 2, 8-13 (el cumplimiento de la ley), que nos invitaba a trabajar nuestra naturaleza trascendiendo el legalismo del deber ser y la justificación, para orientarnos desde el discernimiento y la flexibilidad del Espíritu Santo y la prioridad del Amor.
Entusiasmados con los frutos de ese encuentro, uno de nosotros propuso repetir esa experiencia con profesionales que no participaran de la Obra pero que estuvieran buscando a Dios. Así fue como concretamos un encuentro abierto en el Colegio San José, en donde también celebramos la Eucaristía.
Como el Señor seguía insistiendo en los pasajes del evangelio que hablan de la sanación en un día sábado, tomamos uno de ellos e hicimos un encuentro en la Palabra  (con un primer momento para imaginar la situación planteada y un segundo momento para “mirar” desde la Palabra la vida laboral y profesional). Luego oramos espontáneamente y el Señor volvió a regalarnos la misma cita de la carta de Santiago que habíamos leído en el encuentro anterior; esto nos emocionó bastante a quienes la teníamos presente.
Como en todos los inicios, el Espíritu se hace presente con mucha fuerza y nosotros estamos disfrutando de su compañía, asombrados del querer de Dios y de su obrar más allá de nuestras posibilidades y debilidades.
La fraternidad no es una estructura cerrada en nosotros; tampoco es un servicio, un espacio de formación o un proyecto profesional, aunque nos abrimos a lo que el Espíritu Santo nos muestre en el camino sabiendo que el servicio y la formación pueden estar presentes. Aspiramos a que otros hermanos abogados también vivan la experiencia fraterna desde la oración compartida y la luz de la Palabra de Dios en su profesión, aun aquellos que no  pertenezcan a la Obra, con la conciencia de que somos una sola Iglesia y que estamos llamados a construir la alianza entre todos los hombres bajo el amparo de nuestro único Dios.
Con el delicado cuidado de María, abogada y Madre nuestra, le decimos al Señor. Sabiendo que aún no hemos visto todo su proyecto, confiando en su Providencia, le ofrecemos nuestros panes y peces para que Él los multiplique para la construcción del Reino.

Fraternidad de abogados*Buenos Aires

* Integrada por Adriana Vardé, Celeste E. Ballón Patti, Daniel Rodríguez Novo, Eduardo Gómez, Gustavo Vivona, Karina Ledesma, Laura Frontera, Marcelo Navarro y Rosana Leone.

Publicado en la Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 167 – Mayo/Junio 2009