Editorial de la Palabra de Dios

En el 2015 se cumple el plazo que la ONU estableció para mejorar la calidad de vida de los habitantes del planeta que se encuentran en condiciones menos favorables.

Graves conflictos en Medio Oriente, en Siria, en Sudán del Sur; millares de seres emigrando de su tierra natal y otros miles hacinados en campamentos provisorios con carencias de toda índole. Violencia de todo tipo que no cesa, terrorismo, persecuciones y matanzas de cristianos y una intolerancia religiosa y racial creciente en muchos continentes.

Todo ello hace que muchos ateos o indiferentes a la fe y hasta algunos creyentes se puedan preguntar en dónde está Dios. No es posible mitigar el dolor que nos genera la situación actual al pensar que en el pasado ocurrieron cosas peores: vivimos el hoy, nos importa el presente y qué mundo le dejemos a nuestros hijos y nietos.

Por eso siempre es necesario saber discernir y tener una mirada trascendente, basada no en un utópico paraíso lejano, sino en la realidad cotidiana que genera la misma humanidad. Somos nosotros, mujeres y hombres de buena voluntad, quienes tenemos la misión y obligación de poblar, proteger y desarrollar la Tierra. Los creyentes lo podemos realizar, con la gracia de Dios, desde nuestra firme decisión y convicción, mientras que otros son impulsados por el sentido de responsabilidad que recae sobre ellos, que tiene igual valor que la actitud que adoptan los cristianos. Esa es la decisiva participación de Dios, a través de la presencia del Espíritu que nos impulsa y de su Palabra viva que nos educa, exhorta y compele a dar lo mejor de cada uno en pro del bien común.

En septiembre de 2000, en Nueva York, sede de las Naciones Unidas, se fijaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ocho metas que 192 países se comprometieron a cumplir en el 2015. Pasaron 15 años, muchos lo tomaron como una de las tantas promesas y buenos deseos de la diplomacia mundial. Tal vez no nos acordamos de este suceso, pero fue realmente importante. La ONU había establecido cuáles serían las metas:

  1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
  2. Lograr la enseñanza primaria universal
  3. Promover la igualdad entre el hombre y la mujer, y la autonomía de la mujer
  4. Reducir la mortalidad infantil
  5. Mejorar la salud materna
  6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades
  7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
  8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

En el Informe 2014 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollose examina el cumplimiento de los objetivos del milenio. Se han conseguido importantes avances y en algunos casos los objetivos se han alcanzado mucho antes del plazo establecido de 2015.

Presentamos una síntesis de los logros y de lo que todavía falta alcanzar:

En el mundo, la pobreza extrema se ha reducido a la mitad. En 1990, casi la mitad de la población de las regiones en desarrollo vivía con menos de 1,25 dólares al día. En 2010 ese porcentaje cayó al 22%, con lo cual 700 millones de personas menos viven en la pobreza extrema.

Los esfuerzos en la lucha contra el paludismo y la tuberculosis han tenido buenos resultados. Entre 2000 y 2012 se evitaron alrededor de 3,3 millones de muertes por paludismo gracias a la considerable expansión de las intervenciones contra esa enfermedad. Aproximadamente el 90% de las vidas salvadas fueron niños menores de cinco años de África subsahariana. Si esta tendencia continúa, se alcanzarán los Objetivos del Milenio relativos al paludismo y a la tuberculosis.

Entre 1990 y 2012, el acceso a una fuente mejorada de agua potable se ha hecho realidad para 2.300 millones de personas. El objetivo de reducir a la mitad el porcentaje de personas sin acceso a una fuente mejorada de agua potable se logró en 2010, cinco años antes de lo programado. En 2012, el 89% de la población mundial utilizaba fuentes de agua mejoradas.

En todas las regiones en desarrollo se están eliminando las disparidades en la matriculación de niños y niñas en la escuela primaria. En todas se han realizado avances considerables hacia el logro de la paridad de género en cuanto a la matriculación escolar en todos los niveles de la enseñanza. En 2012, todas las regiones en desarrollo alcanzaron, o estaban próximas a alcanzar, la paridad de género en educación primaria.

La participación política de las mujeres ha seguido aumentando. En enero de 2014 había 46 países que tenían más del 30% de las mujeres parlamentarias en al menos una de las cámaras.

La asistencia oficial para el desarrollo supuso 134.800 millones de dólares en 2013, que es la cantidad más alta jamás aportada para esta finalidad, después de haber tenido dos años de declinación. Sin embargo, hay menos ayuda para los países más pobres. El 80% de las importaciones provenientes de países en desarrollo ingresó a los países desarrollados libre de aranceles, y los impuestos aduaneros continuaron en un nivel históricamente bajo.

Las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) continúan la tendencia alcista; en 2011 fueron casi un 50% más altas que las registradas en 1990. Todos los años se pierden millones de hectáreas de bosques, muchas especies son empujadas aún más hacia su extinción y las fuentes renovables de agua se vuelven cada vez más escasas.

EN TODAS LAS REGIONES EN DESARROLLO SE ESTÁN ELIMINANDO LAS DISPARIDADES EN LA MATRICULACIÓN DE NIÑOS Y NIÑAS EN LA ESCUELA.

El hambre sigue disminuyendo, pero es necesario realizar esfuerzos adicionales para alcanzar el Objetivos del Milenio. El porcentaje de personas con nutrición insuficiente bajó del 24% en el período 1990-1992 al 14%en el correspondiente a 2011-2013. Sin embargo, en la última década los avances se tornaron más lentos. Lograr el objetivo de reducir a la mitad el porcentaje de personas que padecen hambre requerirá esfuerzos adicionales inmediatos, especialmente en los países donde se ha avanzado poco.

La nutrición insuficiente crónica en los niños ha disminuido, pero 1 de cada 4 sufre todavía este problema. Se calcula que un cuarto de todos los niños menores de 5 años tenía en 2012 un retraso en el crecimiento, o sea, una estatura inadecuada para su edad. Esto equivale a una disminución notoria con respecto a 1990, cuando el 40%de ese grupo de niños sufría de dicho retraso del crecimiento. No obstante, es inaceptable que 162 millones de niños sufran todavía de nutrición insuficiente crónica.

La mortalidad infantil ha disminuido casi a la mitad, pero es necesario hacer mayores avances. En todo el mundo, la mortalidad de los niños menores de 5 años cayó casi un 50%, pasando de 90 muertes por cada 1.000 niños nacidos vivos en 1990 a 48 en 2012. La principal causa de muerte de niños menores de 5 años son las enfermedades prevenibles, por lo cual es necesario tomar las medidas apropiadas para enfrentar este problema.

Queda mucho por hacer para reducir la mortalidad materna. Entre 1990 y 2013, la tasa mundial de mortalidad materna cayó un 45%, pasando de 380 a 210muertes por cada 100.000 niños nacidos vivos. A lo largo de 2013 murieron en todo el mundo casi 300.000 mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto, cuando, en general, ese tipo de muertes es prevenible. También es necesario hacer mucho más para prestar la atención médica necesaria a las embarazadas.

El acceso a la terapia antirretroviral para personas infectadas con el VIH ha aumentado considerablemente. En 2012 hubo 9,5 millones de personas de las regiones en desarrollo que recibieron ese tratamiento. Desde 1995, la terapia ha salvado 6,6 millones de vidas, pero la expansión de la cobertura puede salvar muchas vidas más. Además, la juventud debe intensificar su conocimiento acerca del VIH para evitar que la enfermedad siga diseminándose.

Desde 1990, más del 25% de la población mundial ha tenido acceso a instalaciones sanitarias. Entre 1990 y 2012, casi 2.000 millones de personas lograron acceder a instalaciones sanitarias mejoradas. Sin embargo, en 2012 hubo 2.500 millones de personas que no usaron instalaciones sanitarias y 1.000 millones seguían defecando al aire libre, necesidad que expone a enormes riesgos a comunidades que a menudo ya son pobres y vulnerables. En los próximos años se necesitarán un esfuerzo y una inversión mucho mayor para resolver las prácticas de saneamiento inadecuadas.

El 90% de los niños de las regiones en desarrollo asiste a la escuela primaria. Entre 2000 y 2012, la tasa de matriculación escolar en educación primaria en las regiones en desarrollo aumentó del 83% al 90%. La mayoría de los avances se produjo en 2007, aunque luego se estancaron. En 2012 había todavía 58 millones de niños que no asistían a la escuela. Las altas tasas de deserción escolar siguen siendo un gran obstáculo para lograr la educación primaria universal. Aproximadamente el 50% de los niños en edad de asistir a escuela primaria y que no lo hacen viven en áreas afectadas por conflictos.

Los objetivos del milenio aunaron los esfuerzos de los gobiernos, la comunidad internacional, la sociedad civil y el sector privado para lograr metas de desarrollo concretas y erradicar la pobreza. Gracias al esfuerzo coordinado de todas las partes se ha logrado mucho, y así se ha salvado y mejorado la vida de millones de personas, pero la agenda aún no está terminada.

Este pantallazo nos hace ver que tanto los gobiernos, como las ONG y miles de entidades intermedias de la sociedad mundial han posibilitado grandes logros en estos quince años. Lo que parecía imposible e ilusorio se va haciendo realidad gracias a Dios, el Señor de la historia y de nuestra vida, y al empeño, muchas veces silencioso y riesgoso, de miles y miles de mujeres y hombres.

Oscar R. Palazzo

Publicado en Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 196 (MAR-ABR 2015)