En el proceso de aceptar una etapa de soltería, nadia descubrió su don de ser mujer y la capacidad de amarse como Dios la ama.

Luego de unos meses puedo entender que cada momento de la vida lleva el tiempo que Dios quiere. Tengo 37 años, soy médica y hasta el 2021 viví y atravesé la soltería con muchas contrariedades: la cultura que dice a tal edad esto, a tal edad aquello. Frente a la realidad de tener amigas y amigos ya casados, mi pregunta era ¿qué pasa conmigo? ¿Señor, qué tienes para mí?


Recuerdo que sentía tristeza, desesperanza, hasta creí que era imposible un proyecto familiar para mí.
Uno de esos días me sentí muy sola a pesar de experimentar la cercanía de Dios, de mi familia y de mi comunidad. Entonces decidí asistir al sacramento de la reconciliación, lo único que me salvó del desánimo fueron las siguientes palabras del sacerdote: “Dios te ama gratuitamente, pedí la gracia de recibir la gratuidad de su amor”.

VER Y ESCUCHAR A NADIA.


Allí sentí que el Espíritu Santo me animaba a empezar un camino de conocimiento de mí misma y de aceptación, desde y con el amor de Dios. Descubrí que recibir su amor es conocerme, conocerlo y reconocerme amada por él.


Pero, pasaban los meses, años… (¡y nada! ). Me costó tanto abrazar que Dios me ama en la soltería, en la espera de ese hombre para mi vida… Aun así, experimentaba paz después de orar; aprendí una nueva forma de hacerlo: pedía tener confianza en el Señor. Al leer la Palabra, sentí que Dios me hablaba en Lucas 1,5-15: “No temas Zacarías, tu súplica ha sido escuchada…”. Eso me conmovió y transformó mi corazón.


Este proceso también se manifestaba en mi exterior ya que tuve un nuevo sentido en la forma de verme, de vestirme, en los cuidados personales (imagen corporal, alimentación, ejercicio físico). Empecé a amarme; y la invitación fue “amarme como Dios me ama”. Experimenté gran plenitud por el don de ser mujer. Le doy gracias a Dios por pensarme como mujer, por amarme profundamente y enseñarme que sus tiempos son los adecuados y mejores.


Luego de varios meses de camino de sanación, conversión y espera en Dios, llegó ese hombre que Él quiso traer a mi vida, a su tiempo, a su modo y a su santa voluntad. ¡Bendito Dios por tu amor!

Nadia Cajal
San Miguel de Tucumán
Prov. de Tucumán

Publicado en la Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 238 – Octubre 2022