Nuestra vida como Movimiento de la Palabra de Dios ha experimentado siempre la particular compañía de María, quien protege el carisma y nos impulsa a vivir confiados en la propuesta del Señor que nos llama a anunciar el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo.

Desde los comienzos de los grupos de oración, hemos sentido la protección de nuestra Madre. “María no dejará que muera una plantita que recién nace”, decía una joven universitaria casi cuarenta años atrás (Cf. Cristo Vive, ¡Aleluia! Nº 5, 1976).

En los testimonios que ofrecen los primeros números de la revista, se revela a María como la “Madre de la Palabra de Dios”, la “Madre del Movimiento” y se la invoca como “Nuestra Señora de Pentecostés”, la que ora al Padre para que se derrame su Espíritu en el Pueblo que surgió de la Pascua de su Hijo (Cf. Cristo Vive, ¡Aleluia! Nº 9, 1977). También María es sencillez de Madre que se hace puerta y permite el encuentro con Jesús y con los hermanos, por eso la reconocemos como “Madre de la alianza” en la vida comunitaria del mandamiento de Jesús: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15,12).

Santuarios vivientes

En la Obra celebramos desde los inicios una jornada anual dedicada a María, con ocasión de la fiesta de la Asunción. A partir de mediados de 1974, los orantes, todos ellos adolescentes, sintieron un decaimiento en la vida de la fe; así fue como se vio conveniente realizar una jornada en torno a la fiesta de la Asunción de María para celebrarla y pedir su asistencia. El resultado de aquella primera jornada fue experimentar que la Madre sostenía y renovaba la vida de sus hijos con un nuevo impulso del Espíritu para finalizar el año “en subida”. 

Así, desde el año de la fundación del Movimiento, la fiesta de la Asunción de la Virgen se convirtió en la fiesta mariana de la Obra. Decía el P. Ricardo en 1976: “Una jornada de 1974 fue la que marcó el quiebre de un aparente estancamiento en los grupos surgidos de Pascua I. El ascenso espiritual que se inició entonces culminó en lo que conocemos como ‘Pentecostés de Belgrano y de Flores’” (Cf. Cristo Vive, ¡Aleluia! Nº 5).

A partir de ese momento, La Jornada de María siempre fue una buena ocasión para reflexionar y profundizar en algún aspecto de nuestra vida de fe, de la enseñanza de la Iglesia y de nuestro carisma. El P. Ricardo, fundador y pastor general del Movimiento, fue iluminando cada jornada con diferentes propuestas pastorales. Por ejemplo, en 1976 anunció “El Espíritu Santo y la coherencia de vida” y aclaró el horizonte de los grupos de oración. En el año 1977, cuando participaron alrededor de ciento ochenta hermanos, se anunció “La Palabra de Dios como estilo de vida”. Y en 1980, se reunieron unos quinientos hermanos de todo el Movimiento en el ateneo Nuestra Señora de Lourdes en Quilmes Oeste, y el anuncio de ese día fue: “Situaciones de vida a la luz de la parábola del sembrador”.

En 1982 Jorge Novak, obispo de Quilmes, nos visitó y aprobó los Estatutos provisorios del Movimiento. En esa ocasión el P. Ricardo expresó: “Desde los comienzos de los grupos de oración, María se hizo presente en esta ‘estación’ de mitad del camino, que es la fiesta de su Asunción en el curso del año. Y María siempre nos regaló una realimentación de las fuerzas de la fe. Al comienzo nos hizo ver que para caminar el Evangelio hay que cansarse, rehacer las opciones por las metas y seguir peregrinando con renovada esperanza en Dios. Comprendimos también que el invierno no es un tiempo de muerte sino de silencio, donde se gesta la vida alegre de la primavera y fecunda del verano (Cf. Cristo Vive, ¡Aleluia! N°34, 1982).

También durante la jornada de 1984, cuando se cumplían los primeros 10 años del Movimiento, el P. Ricardo expresó su compromiso de consagración en la Rama de Nazaret Masculino ante la comunidad del Movimiento y en presencia del Padre Obispo Novak. Así esta jornada comenzó a ser el espacio donde comúnmente se expresan los compromisos públicos de consagración y/o dedicación de las diversas ramas del Movimiento.

En 1988, coincidiendo con el cierre del Año Mariano Universal, el P. Ricardo inició la jornada con una charla dirigida a los miembros antiguos de la Obra sobre “La Iglesia-Comunión en el Movimiento”. Frente a más de 1500 hermanos el Padre Obispo Jorge Novak volvió a reconocer el Movimiento de la Palabra de Dios como iniciativa del Espíritu y don para la Iglesia. De esta manera, se realizó la aprobación definitiva diocesana de los Estatutos del Movimiento.

Señora y Madre nuestra, Virgen de concepción inmaculada: te queremos como Madre.
Te pedimos que nos quieras como hijos tuyos y discípulos de Jesús. 
Ayúdanos a ser, como Comunidad, una presencia de Evangelio en la Iglesia.
Alcánzanos de Jesús y por el Espíritu Santo la gracia de que nuestras comunidades
discipulares puedan ayudar a gestar en el mundo una verdadera Civilización del Amor.
Te queremos y, con Isabel, te confesamos como la Madre de nuestro Salvador y Señor.
Misiona, evangeliza y santifica nuestras vidas, nuestras familias y nuestras comunidades.
Ten siempre en tu corazón a nuestro Movimiento en comunión con toda la Iglesia
y los planes de Dios para este mundo. Amén. (Jornada de María, 2001)

Durante años se realizó una única Jornada de María que nucleaba a los hermanos de distintos lugares del Movimiento, quienes viajaban del interior del país para participar; las noticias que se publicaron en las revistas de la época cuentan cómo los hermanos de Córdoba, Bahía Blanca, Junín o Mar del Plata se acercaban a los encuentros. 

De este modo, desde los comienzos la Jornada de María se ha constituido como el “Santuario de vida y convocatoria en el Movimiento”. Y desde allí, María ha convertido muchas veces el agua de la naturaleza humana en el vino de una vida llena del Espíritu que se entrega a vivir en alianza con Dios y que ha derramado múltiples gracias en el Movimiento.

En el presente, esta celebración se ha multiplicado en las distintas regiones y zonas pastorales, por lo cual en el año 2013 se realizaron once Jornadas de María con la participación de más de 4.000 hermanos.

Presencias de María

En el desarrollo del Movimiento podemos reconocer que María tiene un lugar concreto en el proceso de la evangelización de los niños, los jóvenes y las familias. La presencia de la Madre en la oración encontró un camino muy especial en la propuesta que realizó el P. Ricardo con la oración del Rosario de los siete días que nos invita a meditar en los misterios de la vida pública y oculta de Jesús, de la misma María “Hija Predilecta del Padre” y de la Iglesia como cuerpo de Jesús presente en la historia de los pueblos y naciones. Fue una confirmación del Espíritu la posterior publicación de los misterios luminosos por el entonces Papa Juan Pablo II.

En julio de 1995, el Movimiento organizó un retiro mariano cuyo tema principal fue “La alianza de María”. La participación de 180 hermanos superó las expectativas y en ese marco se anunció la creación del Centro Mariano “Arca de la Nueva Alianza” y la edición de una “Hoja de María” que se publicó entre los años 1997 y 2002. De ella se editaron 16 números, respondiendo al impulso de estar atentos a la acción de Dios a través de la manifestación globalizadora de María y a colaborar con la misión de la Mujer vestida de sol: “Deseo que propaguen mis mensajes por todo el mundo” (Cuenca, Mens. 67). Esta “Hoja de María” se presentó como un sencillo medio de comunicación mariana, que en forma impresa se distribuía gratuitamente y ofrecía anuncios de la Palabra, mensajes y manifestaciones marianas de nuestro tiempo; testimonios y noticias; doctrina de la Iglesia sobre María y exhortaciones de la Madre de Dios a la historia del mundo y la vida de los hombres.

La Guardiana de la fe

Otra novedad que trajo gracia abundante fue la vinculación con el Movimiento Guardiana de la Fe de Cuenca (Ecuador), entre los años 1988-1990. Allí María se apareció a la adolescente Patricia Talbot bajo la advocación de “María, Guardiana de la Fe”. En 1995 el P. Ricardo y Mercedes visitaron ese lugar y tuvieron oportunidad de conversar con Patricia, con su familia y con hermanos que participaron directamente de la experiencia de esa manifestación mariana. De aquella estadía en el Ecuador el Movimiento quedó vinculado con el P. Julio Terán Dutari, rector en ese entonces de la Universidad Católica de Quito, quien luego fue nombrado obispo y desempeñó diversos cargos en la Conferencia Episcopal del Ecuador.

Al regresar a la Argentina, Ricardo y Mercedes compartieron el caudal de gracia recibido en la Jornada de María del mismo año. Allí el P. Ricardo ofreció a modo de anuncio una síntesis muy abreviada del mensaje que María transmite en la manifestación mariana de El Cajas. El lema de esa Jornada de María fue Al final, Dios triunfará sobre todas las cosas, expresión que también lleva como título el libro escrito por el P. Ricardo donde se ofrece, como contribución eclesial, un estudio pastoral sobre los mensajes de María “Guardiana de la Fe” y que se editó simultáneamente en Argentina y Ecuador. 

Al comienzo nos hizo ver que para caminar el Evangelio hay que cansarse, rehacer las opciones por las metas y seguir peregrinando con renovada esperanza en Dios.

De la experiencia de vinculación con la manifestación mariana de Cuenca y fruto de un discernimiento espiritual, se plasmó una imagen de María. La imagen lleva los colores de la Guardiana de la fe y la cinta de la Inmaculada Concepción. Se presenta llena del Espíritu Santo y con el rosario que, según ha pedido muchas veces, debe llevarse al cuello como signo de protección. Aparece acercando la Palabra de Dios que señala su misión: “Hagan todo lo que Jesús les diga” (Jn 2,5). Así se gesta en el Movimiento su advocación propia a María “Madre de la Palabra de Dios y Guardiana de nuestra Fe” que fue presentada en el marco de la Jornada de María del año 1999.

La inspiración de la gracia, a partir de esta vinculación mariana, nos regaló una serie de retiros anuales de evangelización a través de María, que están expresados en una publicación de la Editorial de la Palabra de Dios: La alianza mesiánica de Jesús y de María.

Un árbol con muchas ramas

Como presencia de la Madre en el carisma, el Espíritu también nos sorprendió con el enriquecimiento que significa la formación de la Rama Mariana en el año 1996. Su posterior desarrollo, con sus propias comunidades y realidades de evangelización, es para el Movimiento un signo del amor de la Madre de Nuestro Señor para con sus hijos.

Esta misión de María se ha realizado especialmente en el Movimiento en el corazón de los orantes. Ella les hace presente la vida nueva, “fruto bendito de su vientre” y los lleva al gusto de conocer el Evangelio y a la decisión de entregarse a su Hijo. 

Un espacio privilegiado para el desarrollo de esta misión de María es, desde el año 2001, la Convivencia Mariana: un retiro de siete días que se realiza en el mes de enero, en el cual los participantes quedan admirados ante la sencillez, profundidad y riqueza de la presencia de María en sus vidas.

¡Damos gracias a Dios por la presencia de María entre nosotros! Dejemos que ella nos muestre cómo entregar nuestras vidas para que el Movimiento se ofrezca a la Iglesia, pueblo de Dios, y a todos los hombres. Oremos para que, como expresó el P. Ricardo, María de Nazaret, Madre de la Palabra de Dios, nos ayude a ser fieles al carisma de la Evangelización en nuestras vidas y a su proyección salvadora, santificadora y recreadora en la Iglesia y en la tierra de misión que es nuestro mundo de hoy (P. Ricardo, Cristo Vive, ¡Aleluia!, 1981, nº 29). 

P. Juan Bautista Duhau, MPD
Sacerdote nazareno

Publicado en Cristo Vive ¡Aleluia! Nº193 (JUL-AGO-2014)