Me llamo Graciela Montoya, tengo 44 años, vivo en la localidad de Centenario, en la provincia de Neuquén, desde hace diez, cuando conocí a mi esposo Jorge. Soy kinesióloga y él, docente. Tenemos cuatro hijos. 

Hace veinte años participé de un retiro de Pascua en Córdoba, cuando me incorporé a los grupos de oración del Movimiento de la Palabra de Dios. Desde ese retiro sentí que lo que buscaba y lo que Dios quería para mí, estaba en este lugar de Iglesia. 

Con el tiempo, el Padre me mostró cómo construir mi vida a la luz de su Palabra y desde la oración. También aprendí a seguir adelante, aunque muchas veces no entendiera lo que Él me proponía. En el camino, me sentí profundamente amada por los hermanos en la fe que me regaló.

La providencia de Dios nos acercó con Jorge y aunque estábamos a más de 1200 km de distancia, nos casamos y comenzamos a pensar en el proyecto de familia…

Al principio estábamos tranquilos y le pedíamos a Dios que se hiciera su voluntad. Luego de un año de buscar quedar embarazada y no tener novedades, empezamos a hacernos estudios médicos e iniciamos un tratamiento de fertilidad. En algún momento, también nos sentimos llamados a preguntarnos sobre la adopción. 

Resolvimos abrir todas las puertas que la providencia podía traernos para que fuésemos familia. Entonces, nos inscribimos en el Registro Único de Adoptantes.

Fueron seis años de espera. Una y otra vez le pedíamos a Dios que se hiciera providente. Orábamos por los hijos que tenía pensados para nosotros, porque sentíamos en el corazón que Él nos quería hacer padres. Tanto los hermanos y hermanas del grupo de oración, la familia y los amigos, intercedían por nosotros. 

Como no llegaban los hijos que esperábamos, nos decidimos a ampliar la casa para recibir visitas y, además, emprendimos el proyecto de vender juguetes didácticos para abrir, en un futuro, una juguetería. Nacieron varios sobrinos  

Finalmente, decidimos abandonar los tratamientos porque nos provocaban mucho stress; teníamos que avanzar por una etapa de mayor complejidad en la que no nos sentíamos seguros…. 

A fines de agosto del 2017 recibimos una llamada del Registro para citarnos a una reunión.
Fuimos con mucha expectativa… Al llegar al lugar, nos explicaron que la citación era porque existía la posibilidad de adoptar un grupo de hermanos y nosotros éramos los postulantes que seguíamos en la lista….

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