Editorial de la Palabra de Dios

Se trata de buscar cómo iluminar para construir una nueva humanidad.

Al leer las parábolas del Evangelio, podemos encontrar numerosas e importantes enseñanzas del Señor.
Una vez concluida su misión en Galilea, Jesús fue hacia Jerusalén. Sus enemigos se escandalizaron porque perdonó los pecados y comió con los pecadores, a lo que Jesús respondió a estas críticas con conmovedoras parábolas. Y una de ellas es la de la lámpara encendida: “Cuando uno enciende una lámpara no la esconde ni la cubre, sino que la pone sobre el candelero, para que los que entren vean la claridad” (Mt 5,16).


¿Qué nos puede decir esta expresión de Jesús a cada uno de nosotros, en nuestros trabajos o estudios? Algo que podemos advertir es que si miramos directamente hacia la luz, esta nos acaba cegando (es por eso que no podemos mirar directamente al sol). Así, cuando entramos a un cuarto, no miramos la luz, sino que miramos aquello a donde llega la claridad.


Cuando Jesús nos dice que seamos luz en el mundo es para enseñarnos que los otros no tienen que mirarnos a nosotros, sino que, con nuestro testimonio, desde nuestra vida, el trabajo o profesión, los demás aprendan a valorar las cosas, las personas y las circunstancias que tengan cerca. Cuando “somos luz” en nuestra forma de trabajar, ejercer la profesión y estudiar, enseñamos sin palabras a agradecer y a perdonar. Con el testimonio podemos conducir, guiar y enseñar a vivir.


¡Cuántos profesionales han iluminado nuestra vida, no tanto porque nos hayamos fijado en ellos como si fueran extraordinarios, sino porque nos han dado lo mejor de sí mismos, que es Jesús, y nos enseñaron a encontrarnos con Él! Por eso, podemos preguntarnos: ¿en qué medida somos luz para los demás?, ¿cómo abrimos caminos y damos nuevas dimensiones a los otros?, ¿somos luz al servicio del Señor con nuestra profesión y el estudio, entregándonos?

SOMBRAS QUE PUEDEN OPACAR LA LUZ
La lámpara de nuestro cuerpo es nuestro ojo. Podemos preguntarnos: ¿dónde está puesta nuestra mirada, nuestro corazón en el ámbito profesional? Hay una advertencia seria en el Evangelio: “Mira que la luz que hay en ti sea realmente luz y no oscuridad”. ¿Cómo es esto? Recordemos el pasaje de la Palabra en el que Jesús reprende a la gente por pedir señales, por no querer creer que Él es el Mesías (cf. Lc 11,29-30). Sin embargo, las señales que ya vieron son muchísimo más que suficientes para discernir quién es Jesús pero, no creyeron en Él. Ellos creían tener luz, pero estaban ciegos en la oscuridad más absoluta. No somos nosotros mejores que aquellos: también podemos caer en la tentación de considerar que “estamos en luz” y, quizás tenemos el corazón lleno de oscuridad y desgano. Podemos llegar a pensar que nuestros años de estudio, trabajo y experiencia son garantía de que “andamos en luz”, pero puede que no todas estas cosas ayuden, bendigan o edifiquen.


¿Dónde está puesta nuestra mirada?, ¿qué deseos y prioridades moldean nuestra visión del mundo profesional? En el éxito o la fecundidad, en la riqueza o en la providencia, en la mentira o la verdad…

LEER completo comprando la Revista Cristo Vive ¡Aleluia! – Nº257 – SEP2024