Setiembre es un mes aniversario. Fue a principios de ese mes, en el año 1973, cuando en un retiro, cuatro chicas de quinto año hacían una experiencia de oración espontánea. Una semana más tarde se iniciaba un grupito deseando repetir y desarrollar esa experiencia. Cuando a mediados de diciembre establecíamos un alto de vacaciones, el grupo sobrepasaba los veinte miembros. Y de él se había desgajado un pequeño núcleo universitario.
Ese mismo mes de setiembre, el Señor le otorgaba una experiencia semejante a un cuarto año de un colegio de Belgrano. Al año siguiente y después del Retiro de Pascua, una porción de aquel curso constituyó la base de lo que hoy es el grupo de Belgrano. De Pascua surgió también el grupo de San Miguel.
Los retiros pascuales del año 1974 (77 asistentes) y de 1975 (104 participantes), nos han descubierto cómo CRISTO VIVE en la búsqueda de una fe que haga viva la relación de amor con Dios. La Pascua fue una experiencia del gozo de la Fiesta de las Fiestas. El hombre ha sido creado para la Vida y no para la muerte. El mensaje de la Resurrección es un mensaje de fraternidad entre los hombres. Y es un llamado a la conversión al Evangelio de Jesús, para hacer posible dicha fraternidad.
La experiencia de Pascua ha pasado a ser el centro de vida y alegría en los grupos de oración. CRISTO VIVE y ha pasado por nuestras vidas. Su Pascua nos ha otorgado como fruto precioso, el amor de su Espíritu. Pentecostés no es ya una fiesta más del calendario litúrgico. Constituye el encuentro con un Amigo. Con el Defensor y Consolador que nos dejó Jesús.
Pentecostés nos ha hecho experimentar la fuerza del Amor de Dios hecho Persona. Es la fuerza que anima siempre a su Iglesia y la dota de una fe capaz de vencer al mundo, como nos recuerda 1 Jn 5,4.
El Espíritu Santo ha revivificado nuestro amor a María: la Madre de Jesús, Madre de la Iglesia y Madre nuestra. Desde entonces, la fiesta de la Asunción nos reúne en una jornada de fraternidad y oración. En la de este año participaron más de 120 secundarios y universitarios.
Descubrimos cómo CRISTO VIVE en una Iglesia que se renueva en pleno siglo XX. Entre nosotros se hace presente en varias otras manifestaciones y actividades. Y estamos en camino de descubrirlo vivo también en otras realidades: en la ansiedad del hombre anónimo de la gran ciudad; debajo de la espesa capa de materialismo que atonta al alma y le oculta las napas profundas de Agua Viva en que está llamada a beber; detrás de la ambición del egoísmo humano que crea miseria, conflictos, desesperanzas, etc.
Jesús quiere realizar su Pascua en todos los hombres, y todos los hombres necesitan de su Paso vivificante. Nosotros, al recordar estas cosas y al tener en nuestras manos esta revista, fruto de la vida del Espíritu, no debemos dejar de preguntarnos: ¿estamos realmente dispuestos a convertir nuestra vida al Evangelio de Jesús, para hacerles experimentar a nuestros semejantes que nunca se es más hombre que cuando Dios vive en nosotros y entre nosotros?
Si es así, podemos entonces exclamar gozosamente: Cristo Vive ¡Aleluia!
Padre Ricardo, MPD