El padre Ricardo nos cuenta cómo, en distintos momentos de su vida, Dios se hizo presente a través de La Palabra.

Si bien la experiencia que tuve del llamado al sacerdocio a través de la lectura del Evangelio fue determinante en el cambio radical de mi vida, la Palabra de Dios siempre tuvo en mí una presencia muy fuerte.


En mi adolescencia viví una pequeña crisis de fe y fue la Palabra la que me rescató.


Recuerdo que una vez, mientras caminaba por las calles del pueblo, cuando vivía en Trelew, provincia de Chubut, me cuestioné sobre asistir o no a misa. Yo me consideraba un cristiano convencional. De pronto, al leer el Nuevo Testamento me encontré con el texto en donde Jesús camina sobre las aguas y le dice a Pedro: “Hombre de poca fe ¿por qué dudaste?”. Me impactó tanto esa exhortación “¿por qué dudaste?”, que ya no dudé más. Así transité mi crisis de fe de la adolescencia.


Para mí era un hábito cotidiano leer el Evangelio; lo había heredado del amor a la Palabra en la catequesis que había recibido de los salesianos cuando estaba en la escuela primaria en Rawson.


A partir de lo que me transmitieron los salesianos de Don Bosco en el último año de la escuela, que quedó como prendida la Palabra de Dios. Ellos contaban la historia sagrada con muchos ejemplos y descripciones.


Desde chico, siempre llevaba un Evangelio conmigo. De hecho, mientras estaba en la formación religiosa, debí pedir autorización para tener la Palabra conmigo, porque llamativamente eso no era algo habitual en la época.


También conocí el Nuevo Testamento traducido directamente del griego por Monseñor Juan Straubinger. Tenía muchas citas de los Santos Padres que me encantaba leer y me embargaban el interior.


Así fue como se fue formando en mí la espiritualidad de la Palabra de Dios, junto con otros libros que leí durante mi formación sacerdotal.


El empuje de la Palabra de Dios en mí, luego se transformó en un carisma y ya entonces, fue la acción del Espíritu Santo que comenzó a hacer su obra.

Padre Ricardo, MPD

N. de la R: Texto recogido de Una vida al servicio de la Palabra. Editorial de la Palabra de Dios, agosto 2022.