Hola, somos el equipo de Diaconía Social de Rosario. Les compartimos que como fruto de varios encuentros de formación y compartir con otras Diaconías de la obra en torno al cuidado de la Casa Común, realizamos en el mes de agosto de 2023 dos actividades. Una, fue un encuentro de “cine-debate” para todos los hermanos y hermanas del Centro de Rosario donde vimos la película “La Carta” del Papa Francisco basada en Laudato Sí, donde el Papa nos llama fervientemente a escuchar el clamor de la naturaleza, de los jóvenes, de los pobres y de las comunidades originarias. Luego, invitamos a llevar esta reflexión a la práctica, a la acción, mediante la limpieza de una zona de la ribera del Río Paraná. Esta invitación fue abierta a toda la sociedad. Nos quedamos con mucha alegría como fruto de ese encuentro, se gestaron hermosos momentos de compartir fraternos en torno a experiencias, inquietudes, búsquedas e intentos.
Al final nos hacíamos esta imagen: “¿viste cuando tenés una pequeña astilla en alguna parte del cuerpo y no la lográs sacar? Bueno, sentíamos que la tierra y el río experimentaban el mismo alivio que nosotros cuando, por fin, logramos sacar esa astilla cada vez que íbamos levantando y desenterrando cada plástico, cada vidrio, cada cosa que no pertenecía ahí. El alivio que genera que eso, que originalmente no forma parte de tu cuerpo, salga y deje lugar a la sanación y a la reparación de los tejidos”
También pudimos encarnar esto que nos dice el Papa en LD219:
“Sin embargo, no basta que cada uno sea mejor para resolver una situación tan compleja como la que afronta el mundo actual. Los individuos aislados pueden perder su capacidad y su libertad para superar la lógica de la razón instrumental y terminan a merced de un consumismo sin ética y sin sentido social y ambiental. A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales (…). La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria.”
Los animamos a seguir buscando, discerniendo y llevando a cabo acciones concretas para cuidar nuestra Casa Común, ¡cuidar en comunidad es posible! Les mandamos a todas y todos un abrazo fraterno y compartimos a continuación los testimonios de algunos hermanos y hermanas que participaron:
Participé de la recolección de residuos a la orilla del río Paraná me pareció una iniciativa muy linda de Diaconía social.
El compartir con los jóvenes, la alegría y el entusiasmo que contagian le dieron un valor más.
Me parece que cada uno con nuestro pequeño esfuerzo podemos generar espacios, en lo cotidiano para contagiar a otros y juntos podamos aprender nuevos hábitos para cuidar nuestra casa común Agradezco a Dios el haberlo podido hacer es algo que me genera bienestar poner por obra lo que pienso.
Lucía- Profu 4 Intermedia Rosario.
Quería contarte no solo la experiencia sino también lo que me significó ir un sábado a la tarde (frío y nublado) a limpiar la costa del río Paraná.
Apenas nos dijeron que estaba la actividad, la agendé. El cuidado de la casa común me parece un tema re importante, no solo en cuanto a tema ambiental, sino que lo veo también en mi cotidiano, en el trabajo. Entro al salón a dar clases y está todo desordenado, tirado, papeles, etc. Luego de juntar todo les digo a los cursos ¿Ven cómo cambia el salón? Nos sentimos más libres, con más aire, es diferente dar clases así. Y lo mismo sentí esa tarde, que estábamos dando un respiro al lugar y que más allá de que juntamos muchas bolsas, fue una pasada rápida, no es que nos detuvimos minuciosamente en cada parte. ¡Íbamos a tardar muchas horas y recorrer 2 o 3 metros! Imaginate cuanta basura.
Bueno para terminar también quería compartirles que este gesto fue contagioso, una hermana de Córdoba vio lo que hicimos y me contó que quiere replicar la idea con su grupo.
Matías- Profu 1 Rosario
El sábado 26 de agosto nos sumamos a una actividad a la que invitaba el servicio de Diaconía Social Rosario para tomar conciencia y realizar un acto concreto en el Cuidado de la Casa Común. Fuimos a limpiar algunos sectores de la costa norte del Río Paraná, un lugar de playas que suele ser muy concurrido. Pudimos compartir miradas y dudas respecto a reciclaje y ecología en general. Aunque el día estaba un poco fresco y nublado, el clima del encuentro fue muy cálido y alegre, un rasgo característico de nuestro movimiento. Soplaba un poco el viento sur, pero nada que unos mates calientes y el ponerse en movimiento no hayan solucionado rápidamente.
Sentimos que realizar este servicio en comunidad fue distinto a otras actividades igualmente buenas, tenía ese plus… Desde el principio las dinámicas para conocernos, romper la formación inicial y mezclarnos ya nos fueron poniendo en otro lugar. Compartimos con un grupo de Scouts que se sumaron a la tarea y nos pareció que integrarnos con otros que no eran del Movimiento estuvo muy bueno.
Para nosotros este servicio fue una oportunidad para compartir con hermanos y hermanas de otras comunidades, hacer algo distinto y poner un pequeño grano de arena en esto que es cada vez más vital para nosotros y nuestra Madre Tierra. Lo curioso es que, al mirar la playa de pasada, parecía que estaba limpia o, al menos, que no estaba tan sucia. Fue increíble ver como luego, de cerca, había tantas basuritas para juntar. Realmente la charla informativa y eso nos enseñaron que la ecología es en lo pequeño de cada día, desde lo pequeño que uno pueda hacer. Personalmente me llevé esa idea también para mi propia ecología interior. Cuánto de lo que hoy no es del todo sano en mi es el resultado de pequeñas cosas que dejé pasar de largo y ahora son un cúmulo, y cuánto puede realizar el Espíritu con lo muy poco de cada día que pueda hacer para dejarme amar.
En este tiempo donde parece querer reinar la cultura de la desesperanza, y una especie de sin sentido intenta revestir todo propósito por mejorar la vida, a nosotros ese sencillo acto nos revitalizó la esperanza, nos renovó saber que, aunque parece que es muy poco, son muchos los que, como quienes estábamos ahí están tomando conciencia y accionando para renovar esta tierra. Todos servían con alegría y espontaneidad, íbamos junto al río recogiendo todo lo que no era natural, compartiendo, haciendo chistes. Y eso contagia; una señora que estaba pescando al vernos
se puso a juntar toda la basura que tenía alrededor y con una sonrisa nos la daba para que la metiéramos en la bolsa. Y un nene que andaba por ahí nos preguntó por qué estábamos haciendo eso, tal vez le dejamos una semilla positiva en su corazón.
Fue una muy linda experiencia, sentimos que pudimos colaborar humildemente en algo que es muy importante y nos fuimos con la alegría de sentir que hay mucho por hacer, pero que con amor, alegría y sencillez (tres palabras que pueden resumir el evangelio) es posible hacerlo.
Jesús Matías Rodríguez y Joel David Córdoba- Profu 2 intermedia, Rosario.