Editorial de la Palabra de Dios

Luego de llevar a cabo la Jornada de la Civilización nueva, surgió entre los jóvenes la iniciativa de lanzarnos a hacer algo diferente con el fin de recaudar fondos para solventar los costos de las Convivencias de cursillo que varios harían en el verano. Nos lanzamos a hacer la feria “Todo lo ponían en común”, una experiencia de amor en el dar tanto para quienes están en las comunidades como hacia afuera de nuestros grupos. Fue entonces que comenzamos a darle forma, con ayuda de los hermanos del Centro pastoral de Rosario, que ya la habían realizado. Ellos compartieron su experiencia, su modo de ejecutarla, y nosotros, la hicimos propia.


Cada reunión de proyección que tuvimos, oramos y conformamos equipos entre todos: difusión, armado y ornamentación, recibimiento de la ropa, selección, acondicionamiento. Se hizo un trabajo previo con mucho amor y dedicación. Hermanos que se ofrecieron a lavar y perfumar la ropa, plancharla, colocarle una etiqueta, seleccionar talle, edad, identificarlas por cajas. También hubo donaciones de artículos de bazar, juguetes, lámparas, todo en muy buen estado, bajo la consigna que propusimos “algo que podrías usar y sientas que querés dar”. Buscábamos experimentar el desprendimiento generoso. Los equipos trabajaron dos semanas en la organización. El día anterior a la feria, nos juntamos en los salones de la parroquia y armamos los percheros; fue un encuentro de mucha fraternidad, ya que podíamos ver y disfrutar ese momento al contemplar la generosidad de tantas personas, en la cantidad y calidad de prendas donadas. Finalmente llegó el día y decidimos hacer la feria en la plaza que se encuentra frente a la parroquia, con los respectivos permisos municipales. Colgamos banderines, dispusimos tablones y percheros. El equipo económico vendía tortas, pochoclos y abastecía de agua caliente para el mate, jugo y agua fresca. Fue un día radiante y con un clima festivo.


Además, los hermanos con dones artísticos pusieron su toque de animación y canto. Fue hermoso ver la alegría de quienes se acercaban a la feria y llenaban bolsas con 10 o 15 prendas u objetos al precio que, tal vez, en el centro comercial vale solo una. Fueron varios los frutos que vimos, los gestos de civilización nueva. Ya en el cierre del día, llegaron un grupo de varones adolescentes y le compraron varias prendas a un amigo que venía con ellos que no tenía el dinero para hacerlo. También algunas prendas se donaron a Caritas de la zona y otras están guardadas a la espera de una próxima feria.


Y lo más hermoso, fue que todo lo recaudado se pudo destinar al pago de las Convivencias del cursillo para aquellos hermanos que lo necesiten.


Una vez más confirmamos que como dice la Palabra de Dios “hay más alegría en dar que en recibir”
(Hech 20,35b).


Cecilia Dunky y Carina Verna
Rafaela
Prov. de Santa Fe

Publicado en la Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº260 – DIC 2024