María intervino con su gracia en el camino de Elizabeth.
La Convivencia Mariana* fue para mí volver al lugar de donde soy, porque renové y restauré mi dignidad de hija de Dios y de María, expresión del amor más puro que Dios Padre quiso crear.
Jesús, en su amor infinito, me quiso entregar a su Madre. Él me permitió recibirla en mi casa, para que moldee toda mi persona oscurecida, cansada y marcada por el pecado.
Por su inmensa misericordia, el Señor me entregó (a mí y a toda la humanidad) su cuerpo, sangre, alma, divinidad y a su propia Madre. La llena de gracia del Espíritu Santo habitará mi casa-familia, y así restaurará la armonía y la paz en cada vínculo.
Fui liberada por la gracia del sacramento de la reconciliación, gracias a su intervención maternal, que salva también a mi grupo de oración y a todas las comunidades del mundo, a través de Jesús.
Me encuentro renovada en el llamado a la santidad, como nos pide nuestro Señor en su Palabra: “Sean santos como mi Padre es santo y ámense como yo los he amado” (cf. 1Pedro, 15-23).
Que María guarde y desarrolle las gracias recibidas en la oración personal, el Santo rosario, la comunión fraterna en la Palabra de Dios, el discernimiento y la oración comunitaria.
Por la urgencia de conversión del mundo, apremia mi conversión personal. San José, protege y custodia el camino.
Gracias, María, que acompañas toda mi vida. Alabado sea el Señor Jesús, el Padre y el Espíritu Santo.
María Elizabeth Cáceres Ramírez
Río Tercero
Prov. de Córdoba.
*La Convivencia Mariana es un retiro de siete días en donde se profundiza el vínculo con la Madre de Dios desde la gracia del carisma.
N. de la R.: María Elizabeth (Marieli) tiene 47 años. Está casada y tiene cuatro hijos.
Publicado en Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº253 – MAYO 2024