Editorial de la Palabra de Dios

El Centro en Formación de Bahía Blanca nació en el año 1979; se conformó un pequeño grupo de aproximadamente 8 jóvenes, acompañados por Daniel Poli, que estaba en la ciudad haciendo el servicio militar, y un seminarista salesiano que había participado de los grupos de oración en Buenos Aires.

Actualmente el centro es coordinado por Sergio Dominguez, que pertenece a una Comunidad de Vida, y Laura Gallo y Paula Martz, que participan en la Preparación a Comunidad de Vida; son acompañados pastoralmente por Liliana Chalde, de la Rama de Nazaret Femenino. Desde hace unos años, hay dos hermanos Auxiliares de las Comunidades de Vida: Mónica Ordinez y Emilio Monteoliva.

El Centro está conformado por 96 hermanos. Tenemos 8 grupos de oración: un grupo de jóvenes, dos grupos de Profundización 1 (A y B), un grupo de Profundización 3, un grupo de Perfeccionamiento, un grupo de Preparación a Comunidad de Vida y dos Comunidades de Vida.

Tenemos dos servicios parroquiales: el Procesos Comunitario para la Confirmación (Auxiliar de Zona: Emilia Salvadori) y Encuentro en la Palabra en la Nuestra Señora de la Merced (Catedral de ciudad).

Contamos con un grupo de intercesión que se reúnen cada 15 días y ponen en su oración las intenciones de los hermanos del centro.

Hay un grupo incipiente de Crecimiento en la Fe, conformado principalmente por los hijos de hermanos que participan de los grupos. Tenemos como proyección, cuidar esta semilla, confiados en los frutos abundantes que nos promete el Padre.

Hay dos matrimonios dedicados: Mónica Ordinez y José Freije, y Alicia Farías y Jorge Moyano, y tres matrimonios caminando la dedicación.

En este año, el Señor nos acompaña con la Palabra “El Cuerpo de Cristo” (1 Corintios 12, 12-27). Nos habla de la riqueza del Centro en la diversidad de dones derramados y puestos al servicio, para construir la Civilización del Amor, y del llamado a la unidad y la comunión en Cristo Jesús, como único Rey y Señor, animados por el Espíritu Santo.

Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. El cuerpo no se compone de un solo miembro sino de muchos.15 Si el pie dijera: «Como no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿acaso por eso no seguiría siendo parte de él? Y si el oído dijera: «Ya que no soy ojo, no formo parte del cuerpo», ¿acaso dejaría de ser parte de él? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Y si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato?. Pero Dios ha dispuesto a cada uno de los miembros en el cuerpo, según un plan establecido. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? De hecho, hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito», ni la cabeza, a los pies: «No tengo necesidad de ustedes». Más aún, los miembros del cuerpo que consideramos más débiles también son necesarios, y los que consideramos menos decorosos son los que tratamos más decorosamente. Así nuestros miembros menos dignos son tratados con mayor respeto, a que los otros no necesitan ser tratados de esa manera. Pero Dios dispuso el cuerpo, dando mayor honor a los miembros que más lo necesitan, a fin de que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros sean mutuamente solidarios. ¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría. Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.”

Paula, Laura y Sergio