Una comunidad educativa se animó a salir hacia los necesitados para dar a conocer la alegría de la vida con Jesús.

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesús siempre nace y renace la alegría” (EG, 1).

Desde este llamado que hace el Papa Francisco, e impulsados por la propuesta anual del Colegio (“La Palabra de Dios nos da Vida”), con la comunidad educativa del San José de la Palabra de Dios nos lanzamos hacia adelante para hacer concretas estas expresiones.

Esto se logró con los alumnos de 4º año durante el 2014 y el 2015, en el marco de los talleres de educación para la solidaridad. Juntos buscamos de qué manera vivir con alegría el Evangelio para que nuestra vida tenga sentido.

Así surgió la posibilidad de colaborar con el Jardín de Infantes “Virgen de Itatí”, ubicado en el Barrio del Bajo Flores. Con un grupo de alumnos visitamos el Jardín y dialogamos con la directora. Ella expresó diversas necesidades, entre ellas, la posibilidad de pintar y realizar una tarde de juegos con los niños. De esta forma nos pusimos en campaña y movilizamos a toda la comunidad educativa.

La Palabra de Dios nos invita a pedir con insistencia y perseverancia, y lo hicimos. La generosidad de muchos hizo posible la llegada de donaciones de pintura, rodillos, espátulas, lijas, etc.

Así llegó el día: nos organizamos en grupos de trabajo y pintamos los pasillos, el patio de juegos y una pequeña terraza. Los alumnos de 4º estaban felices de poder realizar este servicio y de saberse colaboradores de un plan mayor: ayudar a la educación de todos estos niños. Compartimos risas, alegría, propuestas, ganas de hacer más, etc. Quedamos desbordados por la posibilidad de ayudar a nuestro prójimo.

Unos meses más tarde organizamos una hermosa tarde de juegos. El proyecto se llamó: “Divirtiendo-nos”.

Una de las alumnas del Colegio, luego de esta jornada, dijo:

“Me di cuenta de lo egoístas que somos y de lo poco que nos importa el otro, porque mientras nos peleamos para ver quién tiene mejores zapatillas, mejor ropa o el último celular, hay nenes que con suerte tienen una comida por día. Nos hacemos problemas por cosas que son insignificantes y no podemos ver la realidad que nos rodea; solo somos capaces de ver nuestro mundo y lo que nos pasa a nosotros. Ver las caras de felicidad y esas sonrisas solo por un rato de juegos y por el simple hecho de tomar una chocolatada con galletitas, me llenó el alma. Me sentí plena: era una de las primeras veces que no estaba pensando en mí sino haciendo algo por otro que lo necesitaba más que yo. Es inexplicable lo que se siente, la felicidad que da ayudar a otro, sentirse útil y saber que se está haciendo algo bueno por la sociedad. Creo que si todos pusiéramos un poco de cada uno, habría muchas cosas que se podrían solucionar.

Hagamos un futuro mejor, ayudemos a los que más nos necesitan. Gracias por hacer esto posible, fue increíble y gratificante” (Giuliana Zorzoli).

¡Estas jornadas hicieron que la alegría renazca en nuestro interior! “Ser para otros”, en esas pocas horas de servicio, nos llenó de esperanza, comprendimos que un mundo mejor es posible si dejamos de mirarnos solo a nosotros mismos.

Un pequeño paso que abre nuevos horizontes. Nos lanzamos a continuar “el Sanjo en salida” hacia las periferias barriales de la ciudad de Buenos Aires y existenciales de todos los hombres.

Equipo Pastoral
Taller de Educación para la Solidaridad
Colegio San José de la Palabra de Dios

Publicado en Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 202 (MAY-JUN 2016)