Editorial de la Palabra de Dios

16 de Julio de 1998
Centro Mariano “ARCA DE LA NUEVA ALIANZA” (M.P.D.)

“Y apareció en el cielo un gran signo:
una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce
estrellas en su cabeza.”
(Ap. 12,1).

“Deseo que propaguen mis mensajes por todo el mundo.”
(Cuenca, mens.67)

1

ANUNCIO: La Maternidad de María

(Marco de la contemplación imaginativa: Jn. 19, 23-30).

“¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!”  Juan, discípulo mío, “¡aquí tienes a tu madre!” (cf. Jn. 19, 26-27).  Con estas palabras, el Hijo de Dios que se ofrecía en la cruz, revelaba y alertaba a su discípulo y en él a su Iglesia sobre el misterio de María a los ojos de Dios.

Jesús moría, resucitaba y fue a sentarse a la derecha del Padre como Sumo y eterno Sacerdote intercesor de la nueva alianza (cf. Heb. 9, 15).  María quedaba, primero en la tierra y luego desde el cielo para cumplir su misión de ser, permanentemente, Madre. 

Cuando celebramos la fiesta de Navidad, estamos celebrando el nacimiento de Jesús y consiguientemente, la maternidad de María.  María de Nazaret es la madre del Jesús de Belén.  María es madre, en primer lugar, porque acogió en su seno a la Palabra eterna de Dios y le dio carne humana: “Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrá por nombre Jesús; él será grande y se lo llamará Hijo del Altísimo” (Lc. 1, 31-32).  “El salvará a su Pueblo de todos sus pecados” (Mt. 1, 21).

“Y la Palabra -dice San Juan- se hizo carne y habitó entre nosotros.  Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único,  lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1, 14).  La grandeza de María no proviene simplemente del hecho de ser madre.  Le viene de la Grandeza de su Hijo, de ser madre del Hijo de Dios hecho hombre.

“El Padre quiso una madre para su Hijo encarnado a fin de que naciera de modo verdaderamente humano.  Al mismo tiempo, quiso una madre virgen, como signo de la filiación divina del Niño” (Juan Pablo II)1.

Y ahora viene la segunda novedad de la maternidad de María. La que Jesús nos revela desde la cruz al realizar la redención del hombre.

María es madre, en segundo lugar, porque también es por ella que llega a nosotros, la Vida nueva de Jesús.  Esa vida no sale de ella si no es por Jesús en ella y la comunica a los que se hacen discípulos de su Hijo.

Esta Vida nueva no viene de María sino de Jesús.  Pero esta Vida nueva de Jesús nos viene por María.  María es la puerta de la tierra para el cielo.  María es la Madre de Jesús, y ella nos da la Vida nueva en Jesús.  Y quien nos da la Vida nueva es la Madre del hombre nuevo.  Y esto es lo que nos revela Jesús desde la cruz: su Madre, es también, de modo diverso pero propio y real, madre nuestra. Al comprometer su vida con Jesús, María la compromete también con nosotros, con la humanidad de todos los tiempos.

María es nuestra Madre en el orden de la gracia y como tal está presente en el nacimiento de nuestra conversión y acompaña maternalmente el crecimiento de nuestro hombre nuevo (cf. L.G. N° 62) hasta llegar “al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo” (Ef. 4, 13).

“La maternidad de María es un don que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre” (R.M. 45).


1. Catequesis del 29-4-98.

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MARÍA EN LA IGLESIA: LA INMACULADA CONCEPCIÓN

El apelativo llena de gracia y el Protoevangelio, al atraer nuestra atención hacia la santidad especial de María y hacia el hecho de que fue completamente librada del influjo de Satanás, nos hacen intuir en el privilegio único concedido a María por el Señor el inicio de un nuevo orden.  Él es fruto de la amistad con Dios e implica, en consecuencia, una enemistad profunda entre la serpiente y los hombres.

Como testimonio bíblico en favor de la Inmaculada Concepción de María, se suele citar también el capítulo 12 del Apocalipsis, en el que se habla de la “mujer vestida de sol” (Ap. 12, 1).  La exégesis actual concuerda en ver en esa mujer a la comunidad del pueblo de Dios, que da a luz con dolor al Mesías resucitado. 

Pero, además de la interpretación colectiva, el texto sugiere también una individual, cuando afirma: “La mujer dio a luz un hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro” (Ap. 12, 5).  Así, haciendo referencia al parto, se admite cierta identificación de la mujer vestida de sol con María, la mujer que dio a luz al Mesías.  La mujer-comunidad está descrita con la mujer-Madre de Jesús.

Caracterizada por su maternidad, la mujer “está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz” (Ap. 12, 2).  Esta observación remite a la Madre de Jesús al pie de la cruz (cf. Jn. 19, 25), donde participa, con el alma traspasada por la espada (cf. Lc. 2, 35), en los dolores del parto de la comunidad de los discípulos.  A pesar de sus sufrimientos, está vestida de sol, es decir, lleva el reflejo del esplendor divino, y aparece como signo grandioso de la relación esponsal de Dios con su pueblo.

Estas imágenes, aunque no indican directamente el privilegio de la Inmaculada Concepción, pueden interpretarse como expresión de la solicitud amorosa del Padre que llena a María con la gracia de Cristo y el esplendor del Espíritu.

Por último, el Apocalipsis invita a reconocer más particularmente la dimensión eclesial de la personalidad de María: la mujer vestida de sol representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la santísima Virgen, en virtud de una gracia singular.

San Ireneo presenta a María como la nueva Eva que, con su fe y su obediencia, contrapesa la incredulidad y la desobediencia de Eva.  Ese papel en la economía de la salvación exige la ausencia de pecado.  Era conveniente que, al igual que Cristo, nuevo Adán, también María, nueva Eva, no conociera el pecado y fuera así más apta para cooperar en la redención.

El pecado, que como torrente arrastra a la humanidad, se detiene ante el Redentor y su fiel colaboradora.  Con una diferencia sustancial: Cristo es totalmente santo en virtud de la gracia que en su humanidad brota de la persona divina; y María es totalmente santa en virtud de la gracia recibida por los méritos del Salvador. Catequesis del Papa del 29-5-96.

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MANIFESTACIONES MARIANAS: LA SALETTE

Los hechos

La aparición de María en La Salette, Arcipretazgo de Corps (Francia) ocurrió el 19 de septiembre de 1846.  Es una de las apariciones marianas reconocidas por la Iglesia y León XIII decretó la coronación canónica de Nuestra Sra. de La Salette en 1879.

María se apareció a dos pastores: Melania (14 años) y Maximinio (11 años).  Estos niños se habían conocido el día anterior y jugaban a recoger flores y piedras para hacer un “paraíso”, una pequeña casa cuyo techo era una sola piedra ancha cubierta de flores.  El día de la aparición, estaban en una colina y luego de escuchar el toque del Ángelus y almorzar se echaron a dormir, mientras las vacas pastaban cerca de ellos.  El siguiente relato de la aparición está tomado de los escritos de Melania (21 de noviembre de 1878).

Habiéndome despertado y no viendo nuestras vacas, llamé a Maximinio y trepé el pequeño montículo Desde allí observé que nuestras vacas estaban echadas tranquilamente y volví a bajar al tiempo que Maximinio subía la misma cuesta.  De pronto vi una hermosa luz, más brillante que el sol y apenas pude articular estas palabras “Maximinio, ¿ves aquello?”.  Al mismo tiempo dejé caer el cayado que tenía en la mano. Yo no sé que impresión deliciosa tuve en ese momento, pero me sentía como atraída, dominada por un gran respeto pleno de amor y mí corazón hubiera querido correr más de prisa que yo.

Miré fijamente esa luz que aparecía inmóvil, y como si se hubiera abierto, vi otra luz mucho más esplendorosa que se movía y en medio de ella a una bellísima Señora sentada sobre nuestro “paraíso”, con la cabeza entre las manos.  Esta bella Dama se levantó, cruzó a medias sus brazos, observándonos y nos dijo: “Acérquense, hijos míos, no tengan temor, estoy aquí para anunciarles una gran nueva”.

La Señora dice: “Si mi pueblo no quiere someterse, me veré forzada a dejar caer el brazo de mi Hijo.  Es tan fuerte y tan pesado que no puedo sostenerlo más

María se refiere a aquellas cosas que son motivo de penar para ella y su Hijo: el no respeto por el séptimo día y la utilización del Nombre de Dios para jurar o maldecir.  Habla en francés pero como los niños no parecen seguirla, comienza a hablarles en patúa (el dialecto regional).  María les da un mensaje secreto a cada uno, que Melania y Maximinio escribirán más tarde.  El secreto de Melania no deberá hacerlo público hasta 1858 (el año de la aparición mariana de Lourdes), como respuesta agradecida a la proclamación del dogma de la Inmaculada.  También en francés le da la regla de una nueva orden religiosa.  La Virgen termina su discurso en francés encomendándoles que digan todo al pueblo.  Se alejó desapareciendo de su vista.  Los niños no sabían quién se les había aparecido ya que la Señora no había dicho su nombre.  Ellos no afirmaron que fuera la Virgen hasta que lo dijo el párroco de la Salette.

Al caer la tarde, recogieron su ganado algo antes que otros días y lo llevaron a la aldea.  Cuando más tarde contaron lo sucedido estaban convencidos de que todo el pueblo había visto la gran luz en la montaña.  El párroco al escuchar el relato, conmovido por la aparición, exhortó a los aldeanos a no trabajar los domingos.  Lo mismo sucedió con el alcalde del lugar y varias personas que escuchaban el relato de los pastores.  No sucedió lo mismo con el padre de Maximinio, quien sólo le creyó, cuando visitó la colina y fue curado de su asma milagrosamente.

Los videntes describen a la Señora dando los siguientes detalles:

Está muy apenada.  Es muy alta y bien proporcionada, como muy ligera, majestuosa, impone rasgo y atrae.  Sus ojos dulces, de mirada penetrante, parecen hablar.  Su vestido blanco plateado, luminoso; sobre su cabeza un velo de tisú le cubre el cabello y las orejas.  Encima, una corona bellísima formada por rosas de diversos colores.  Las flores se van cambiando y despiden rayos de luz.  De la corona salen hacia arriba unos ramos de oro y brillantes.  Rodean al cuello, como collar, dos cadenas, una más corta formada por anillos, otra más larga ancha junto a la cual se ve una guirnalda de rosas.  La cadena más corta tiene colgado  un crucifijo, la cruz de oro y el Cristo de color natural, resplandeciente,- cerca de un extremo de la cruz había un martillo y del otro unas tenazas. Lleva también un delantal atado a la espalda, no dorado.. Los zapatos son de un blanco plata, con broche de oro y rosas

Lo que más recalcaron los videntes eran los rayos que despedía; la intensidad de la luz, mayor que el sol pero que no ciega.

Gracias a la intervención del Obispo de la diócesis de Grenoble, Mons.  Filiberto Bruillard, de más de 80 años, el 2 de diciembre de 1846, Melania y Maximinio fueron internados en el colegio que tenían en Corps, las religiosas de la Providencia.  En el mismo mes nombró dos comisiones para que por separado, investigasen e informasen sobre la aparición.  A loscinco años, aprobaba la aparición con una carta pastoral.  Por pedido del papa Pio IX, Maximinio y Melania, escribieron el secreto en 1851.  Sin embargo, el secreto no fue divulgado en ese momento.

La vida posterior de los dos videntes pareciera llena de contradicciones.  Maximinio, ingresa en el seminario pero no llega a ordenarse sacerdote.  Tiene un altercado con San Juan María Vianney (cura de Ars) que dificulta la credibilidad de la aparición de María.  Pasa por diversos estudios y trabajos.  Fallece en Corps en 1875. Por su parte, Melania itineró por varias congregaciones religiosas.  Es cuestionada por obispos de diferentes diócesis con motivo del Secreto que finalmente revela en 1860.  Fallece en Italia en 1904.

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MARÍA EN EL MUNDO

El Mensaje de La Salette es un comienzo de las advertencias actuales para toda la humanidad.  En ese momento histórico, se refiere especialmente, pero no sólo, a Francia y Europa.

El mensaje es extenso (30 números) y tiene dos partes: la histórica y la apocalíptica.  Publicamos la primera de ellas.

1º “Melania, lo que voy a decirte ahora no será siempre un secreto; podrás publicarlo en 1858”. (Año de la aparición de Lourdes).

2º  “Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias y por su impiedad en celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impurezas.  Sí, claman venganza y la venganza está suspendida sobre sus cabezas. ¡Maldición a los sacerdotes y a las personas consagradas a Dios, que con sus infidelidades y su mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo!  Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo y piden venganza y ésta se halla suspendida sobre sus cabezas, porque nadie implora ya misericordia y perdón para el pueblo; por que no hay ya almas generosas, no hay ya personas dignas de ofrecer la víctima inmaculada al Eterno, en favor del mundo”.

3º  “Dios va a herir de un modo como no hay ejemplo.  ¡Desventurados los habitantes de la tierra!  Dios va a agotar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos males reunidos.

4º “Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han desdeñado la oración y la penitencia y el demonio les ha ofuscado la inteligencia; se han transformado en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola, para hacerlos perecer.  Dios permitirá a la vieja serpiente sembrar la división entre los reinantes, en todas las sociedades y en todas las familias; se padecerán males físicos y morales; Dios abandonará a los hombres a sí mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años”.

5º “La sociedad está en vísperas de los más terribles azotes y de los más grandes acontecimientos; se debe aguardar ser gobernado por una barra de hierro y beber el cáliz de la cólera de Dios.

6º “Que el vicario de mi Hijo el soberano pontífice, Pío IX, no salga más de Roma, desde el año 1859; pero que sea firme y generoso, que luche con las armas de la fe y del amor; yo estaré con él”.

7º  “Que desconfíe de Napoleón; doble es su corazón y cuando intente hacerse, al mismo tiempo, papa y emperador, Dios no tardará en abandonarlo; es un águila que, queriendo elevarse constantemente, terminará por caer sobre la espada de la cual quería servirse para hacerse elevar por los pueblos”.

8º “Italia será castigada por su ambición de sacudir el yugo del Señor de los Señores; también será entregada a la guerra; la sangre correrá por todas partes; las iglesias serán cerradas o profanadas; los sacerdotes, los religiosos, serán expulsados; se les hará morir y de una muerte cruel.  Muchos abandonarán la fe y grande será el número de los sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión; entre ellos también habrá obispos.

9º  “Que el Papa esté en guardia contra los hacedores de milagros, porque ha llegado el tiempo en que los prodigios más estupendos tendrán lugar sobre la tierra y en los aires.

10º  “En el año 1864, Lucifer y gran número de demonios, serán desatados desde el infierno; poco a poco abolirán la fe, hasta en las personas consagradas a Dios; las cegarán de tal modo que salvo el caso de una gracia particular, esas personas tomarán el espíritu de los malos ángeles; muchas casas religiosas perderán totalmente la fe y se perderán muchas almas.

11º “Los malos libros abundarán sobre la tierra y los espíritus de las tinieblas difundirán por todas partes un relajamiento universal para todo lo que se relacione con el servicio de Dios; adquirirán un enorme poder sobre la naturaleza; habrá iglesias al servicio de esos espíritus.  Serán transportadas algunas personas de un lugar a otro, por esos espíritus malos, hasta sacerdotes, porque ellos no serán guiados por el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, caridad y celo por la gloria de Dios. Habrá extraordinarios prodigios en todos los lugares, porque la verdadera fe se ha apagado y la falsa luz ilumina el mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que sólo se hayan ocupados de acumular riquezas sobre riquezas, de salvaguardar su autoridad y de dominar con orgullo!”.

12º  “El vicario de mi Hijo tendrá mucho que sufrir, porque durante un tiempo la Iglesia será víctima de grandes persecuciones; será ese el tiempo de las tinieblas; la Iglesia pasará por una horrorosa crisis”.

13º  “Olvidada la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes.  Los poderes civiles eclesiásticos serán abolidos y pisoteados serán todo orden y toda justicia; no se verá más que homicidios, odio, envidia, mentira y discordia, sin amor por la patria ni por la familia”.

14º  “El santo Padre sufrirá mucho.  Yo estaré con él hasta el fin, para recibir su sacrificio.  Los malvados atentarán muchas veces contra su vida sin poder hacerle daño; pero ni él ni su sucesor verán el triunfo de la Iglesia de Dios”.

15º  “Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo designio, que será el de abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios”.

16º “En el año 1865 se verá la abominación en los lugares santos; en los conventos, las flores de la Iglesia estarán corrompidas y el demonio se erigirá en rey de los corazones.  Que los que se hallan a la cabeza de las comunidades religiosas, presten atención a las personas que deben recibir, porque el demonio empleará toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas, a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes, y la pasión por los placeres serán difundidos por toda la tierra”.

17º  “Francia, Italia, España e Inglaterra entrarán en guerra: la sangre correrá por las calles; el francés luchará contra el francés, el italiano contra el italiano; a continuación habrá una guerra general, que será espantosa.  Por un tiempo, Dios se olvidará de Francia y de Italia, porque el Evangelio de Jesucristo no es ya conocido.  Los malvados desplegarán toda su malicia, hasta en las casas habrá muerte y matanzas mutuas”.

18º  “Al primer golpe de su espada mortífera, las montañas y la tierra toda se estremecerán de espanto, porque los desórdenes y los crímenes de los hombres traspasan la bóveda de los cielos.  París será incendiado y Marsella engullida; muchas grandes ciudades serán sacudidas y sepultadas por terremotos; se creerá que todo está perdido; no se verán más que homicidios; no se oirá más que rumor de armas y de blasfemias.  Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas  subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia y buscará mi ayuda y mi intercesión.  Entonces, por un acto de su justicia y de su misericordia infinita para con los justos, Jesucristo ordenará a sus ángeles que den muerte a todos sus enemigos.  De pronto, los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los pecadores perecerán, y la tierra quedará como un desierto.  Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo será servido, adorado y glorificado; en todas partes florecerá la caridad.  Los nuevos gobernantes serán el brazo derecho de la santa Iglesia que, a su vez, será fuerte, humilde, piadosa, pobre, solícita e imitadora de las virtudes de Jesucristo.  El Evangelio será predicado en todas partes y los progresos de la fe serán grandes, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo y porque los hombres vivirán en el temor de Dios”.

(Nota: el subrayado, que pretende destacar algunas cosas cumplidas o proféticas, pertenece a la redacción)

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NOTICIAS MARIANAS

  1. Retiros marianos del Movimiento de la Palabra de Dios:

 *  Como en años anteriores se llevan a cabo estos retiros que dan testimonio del amor a María en el Movimiento.  Bajo el lema de “La Maternidad de María”, en la ciudad de Córdoba participaron 240 personas y en Quilmes, pcia de Buenos Aires, 50 personas de la zona.  Los sacerdotes, P. Ricardo y P. Walter, tuvieron, respectivamente los anuncios marianos.

A su vez, y por vez primera se llevó a cabo un retiro similar en la ciudad de San Juan.  Las laicas consagradas llamadas nazarenas, Viviana Ruffener y Lili Guita, anunciaron el misterio de María a 70 hermanos sanjuaninos (Revista Cristo Vive n° 113).

*  En el mes de julio, ese retiro se tendrá en Buenos Aires y en la ciudad de José C. Paz.

2. Aniversario de El Cajas:

El próximo 28 de Agosto se conmemorarán los 10 años de la aparición de María en El Cajas – Cuenca, ciudad de Ecuador, bajo la advocación de “María Madre, Guardiana de nuestra fe”. Con ese motivo se han programado una serie de actos religiosos y de peregrinación al lugar entre los días 28 y 30 de Agosto.  El último día se tendrá la “Primera Jornada de María”, a cuya conducción pastoral ha sido invitado el Movimiento de la Palabra de Dios.

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TESTIMONIO

 1. Aprobación eclesiástica de la aparición de María en La Salette

El 19 de septiembre de 1851, en el 5° aniversario de la Aparición de La Salette, Mons. Filiberto de Bruillard, Obispo de Grenoble, publica un largo decreto que entre otras cosas dice: “Juzgamos que la aparición de la Santísima Virgen a dos pastores el 19 de septiembre de 1846 sobre una montaña de los Alpes en la Parroquia de La Salette, Arciprestazgo de Corps, presenta todas las características de verdadera y los fieles tienen fundamente para creerla como indudable y cierta.  Aumenta la certeza, el concurso inmenso y espontáneo al lugar de la aparición, así como la multitud de prodigios, de una gran cantidad de los cuales es imposible dudar sin ir contra las reglas del testimonio humano.  Por tanto, prohibimos a los fieles y sacerdotes de nuestra Diócesis hablar públicamente o escribir contra el hecho que hoy proclamamos.  Finalmente, como el fin principal de la aparición, ha sido recordar a los cristianos el cumplimiento de sus deberes religiosos, los conjuramos, queridos hermanos, que sean dóciles a la voz de María que los llama a la penitencia y de parte de su Hijo los amenaza con desgracias espirituales y temporales si permanecen insensibles a sus advertencias maternales”.

Por lo que se refiere a la Santa Sede, el Papa Pío IX, el 24 de agosto de 1852, concedió que fuera privilegiado el Altar Mayor del nuevo Templo de La Salette.  El 7 de septiembre del mismo año erige la asociación de Nuestra Señora Reconciliadora de La Salette.  León XIII elevó el santuario al rango de Basílica y decretó la coronación canónica de Nuestra Señora de La Salette, la cual efectuó el Cardenal de París el 21 de agosto de 1879.  Por último, en 1946, Centenario de la Aparición, se celebró en La Salette el Quinto Congreso Mariano Nacional.

2. El Papa Juan Pablo II que, al referirse a La Salette dice: “estamos en el corazón de las profecías”, con motivo del 150° aniversario de las Apariciones le expresa al Obispo de Grenoble: “Deseo unirme también yo a los peregrinos que vienen a venerar a la Madre del Señor con el título de Nuestra Señora Reconciliadora de los pecadores.  Madre del Salvador y de los hombres, Madre llena de amor, que acompaña a todos en la peregrinación de la vida, reveló en este lugar, ante dos niños, Melania y Maximino, su tristeza por el mal moral de la humanidad.  Con sus lágrimas nos ayuda a entender mejor la gravedad del pecado, del rechazo de Dios, pero también el amor apasionado y fiel de su Hijo por los hombres; Él, el Redentor, con el Corazón amargado por el olvido y el rechazo de su amor…”

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MENSAJE

Vengo a ustedes para acercar la Palabra del Señor a sus oídos, para despertarlos, para guiarlos y que no tropiecen, para eso he venido.

Quien ama a Cristo Jesús comprenderá el mensaje y el que no lo ha buscado lo buscará.

Hoy el Espíritu Santo llegará a ustedes hasta lo más íntimo de su corazón bendiciendo y renovando la fe en el Señor.

Solamente deben estar dispuestos a recibirlo.

Aleluia.

Oración:

Espíritu puro

que vienes a derramar tus dones

a este pobre pecador,

prepara mi corazón

y líbrame de

la tentación del mundo,

para poder ser aceptado por Ti.

El temor ya no me alcanza

porque te has acercado a mí.

Camino confiado

hacia tu gloriosa Luz purificadora.

Alabado seas

por los siglos de los siglos.

Amén

Bendito sea el corazón abierto del Señor.

(San Nicolás, 9/6/84 – Mens. N° 167)

Hijos míos: El Señor es paciente con sus hijos, aguarda a aquél que duda, al temeroso sabiendo que no tardará en darse cuenta de la grandeza de Dios.  Al duro de corazón le digo: El Señor quiere curar la herida del doliente, no se nieguen a conocerlo, vayan a su encuentro.  Y al que está en el camino de Dios le digo: ustedes que lo han encontrado, orienten a su hermano transmitiéndole la Palabra del Señor.  Amén.  Amén.  Lean Jn. 4, 23-24.

(San Nicolás, 10/6/84 – Mens. N° 168).

Es penoso ver que algunos de mis hijos están alejados del Señor.  Digo esto porque en algunas partes del mundo se niegan a escucharlo, pido oración para ellos, puede haber salvación.

Los que actúan así tienen enfermo el espíritu, oren por la salud espiritual de sus hermanos.  Amén.  Amén. (San Nicolás, 11/6/84 – Mens. N° 169).

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LA REVELACIÓN PRIVADA

“¿ Para qué las apariciones de la Virgen?”

En unos 130 lugares de los cinco continentes se habla de apariciones de la Virgen María.  Lo más significativos es que se trata de culturas, de ambientes, de personas, de grupos humanos y eclesiales muy diferentes.

Sobre estas apariciones es muy abundante la literatura, inclusive hay teólogos especializados en esto como el P. René Laurentín.  Contamos con testimonios muy abundantes, con estudios psicológicos, psiquiátricos, sociológicos, eclesiales, teológicos.  La bibliografía en las tres últimas décadas comprende más de 5.000 títulos en más de 20 lenguas, siendo muy prolija en español, inglés, alemán, italiano y portugués.

En torno a estas apariciones, se congregan anualmente (fuera de los grandes santuarios tradicionales: Fátima, Lourdes, Guadalupe y los nacionales de cada país católico) no menos de 15 millones de creyentes de toda clase y condición.  Esto significa que María se ha planetizado, está en la boca (y en el corazón) de la humanidad contemporánea.  Es un hecho que no podemos negar.  Ahí está, con todas las discusiones que suscita, fuera y dentro de la Iglesia.

Las apariciones conllevan los llamados “mensajes”; son millares y al Papa le llegan por centenares.  Se trata de mensajes muy “situados” en lugares y culturas concretas con un lenguaje que corresponde a idiosincrasias muy definidas.

Tenemos que constatar que en la medida en que se multiplican van perdiendo terreno y crédito en los medios oficiales teológicos de la Iglesia, sobre todo por las extravagancias de algunos “videntes” y de sus seguidores y porque dan a entender, algunos, que hay “otro Evangelio” y un “magisterio paralelo”.  Por eso es inevitable la confrontación entre la autoridad oficial y los supuestos carismas proféticos. 

Independientemente de un juicio sobre su autenticidad y origen sobrenaturales, tienen un común denominador, que nos permite concretar el PARA QUE de las apariciones.

En casi todas las apariciones se insiste en varios puntos:

1. El  llamado urgente, apre­mian­­­te a la conversión.

2. El avivamiento de la fe.  No se trata de agregar nuevas verdades sino de reavivar la fe en el Escritura y de manifestar o recalcar en lo ya revelado.  Se insiste en algunas verdades de fe que han sido descuidadas o en las que no se predica demasiado: la penitencia, la oración en familia, la existencia del diablo, las postrimerías (muerte, juicio, infierno, purgatorio y cielo), la conversión, las verdades marianas.

3.  El volver a ciertas prácticas de vida cristiana.  Se insiste en practicar ciertas normas de conducta o costumbres que han sido dejadas en algunos ambientes: la frecuencia sacramental (eucaristía y penitencia), la oración constante, el ayuno, las mortificaciones, el rosario, las “consagraciones” (al Señor y a la Virgen), la limosna y el diezmo a los pobres, las obras de misericordia, etc.

4. El puesto importante eclesial de María y su papel maternal en el proceso de la fe de los fieles.

5. La misión (escatológica) de María en la hora actual de la salvación, tal como la tuvo al inicio, en los primeros días de la Iglesia.

6. María como la humilde sierva del Señor que nos invita a valorar los carismas del Espíritu en los humildes y sencillos.

7. La tierna maternidad de María que nos consuela, nos fortalece en el camino cristiano.

8. María como discípula que nos recuerda a cada instante la Palabra del Maestro: HAGAN TODO LO QUE EL LES DIGA.

9.  María en todos los casos busca centrarnos en Jesús, en su evangelio y en su Iglesia.  Si María se aparece es para colaborar con el plan del Padre de llevarnos a Jesús.

10.  Finalmente, en todas las apariciones se nos da a entender que el MISTERIO DE LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS, nuestra relación con el mundo espiritual de la fe es una realidad, está ahí, así sea difícil de discernir y aceptar.

P. Higinio A. Lopera E. CJM. (Ecuador) “Boletín de Cuenca”, 28-8-97