A través de una dinámica grupal, Victoria pudo comparar la experiencia comunitaria con la vida de un hogar.

Con mi comunidad encontramos un terreno para construir nuestra casa de la fraternidad. Nuestros principales materiales fueron mates, el dialogar y compartir la vida con sencillez, encuentros, abrazos y oraciones.

En este hogar tenemos muchas salas donde podemos crecer juntos y aprender quiénes somos, el valor de nuestras elecciones y los caminos de la vida.

En el living hicimos un lugar de comunión, donde dejamos el peso de nuestras mochilas sobre unos percheros que están a la entrada, y nos ayudamos a vivir más livianos.

El patio es el lugar donde el Señor nos arma una fogata y hacemos juntos alianza con el Espíritu Santo en la oración. Nos encanta ir ahí seguido porque reaviva en nosotros lo más auténtico de cada uno.

Hay una escalera dentro de la casa. La construimos con la certeza de la fe, la entrega, la opción, la espera y el ánimo mutuo para caminar. Con ella subimos juntos con cantos, alegrías y sonrisas a la mesa donde nos sentamos con el Señor, donde cada silla tiene nuestro nombre.


Al lado de esta casa hay un jardín y muchas otras casas. Cada tanto salimos al patio, nos encontramos con los vecinos, recogemos muchas flores y frutos y con ellos nos alimentamos y embellecemos nuestro hogar. También hay una habitación de niños donde jugamos, nos divertimos y somos tías y tíos por nuestros sobrinos del corazón.

Como toda familia, tenemos nuestros días donde los límites son puestos a prueba, esos períodos de tiempo donde queremos estar solos, pero aún en esos momentos nuestros hermanos de comunidad toman el Rosario y rezan por cada circunstancia que vivimos.

En esta casa nadie queda afuera. Nos cuidamos, nos ayudamos, nos defendemos y nos fortalecemos. Sentimos que es un regalo hermoso del cielo que cada uno recibió por parte de nuestro papá, Dios.

En fin, nosotros seguimos construyendo nuestro pedacito del cielo entre todos, día a día, con los pilares fuertes en el Señor y en María.

Victoria Nari
Centro Pastoral Misericordia
Buenos Aires

N. de la R.: La autora recopiló las expresiones de los miembros de su grupo de oración para elaborar este escrito.

Publicado en la revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 244 – JUNIO 2023