María Magdalena resalta sobremanera la dignidad de la mujer y la nueva evangelización.
A partir del siglo VI, en la Iglesia Latina se tendió a identificar a Magdalena con la mujer pecadora que iba a ser apedreada, o con María de Betania, la que unge los pies de Jesús.
Lo cierto es que los datos que aparecen en los evangelios, si bien son escuetos, nos ayudan a aclarar esta confusión y visibilizar a las diferentes mujeres que se encontraron con Jesús.
Discípula liberada
En el evangelio de Lucas encontramos que entre las mujeres que seguían a Jesús y le asistían con sus bienes estaba María Magdalena. Una mujer llamada María, que era oriunda de Magdala, una pequeña población junto al lago de Galilea. De ella Jesús había expulsado siete demonios (Cf. Lc 8,2; Mc 16,9), que es lo mismo que decir “todos los demonios”.
El Papa Francisco estableció que el día 22 de julio, María Magdalena sea celebrada en el grado de fiesta litúrgica en vez de memoria.
¿Habría estado poseída? La expresión puede entenderse como una posesión diabólica, pero también como una enfermedad del cuerpo o del espíritu. Los poseídos, en los evangelios, aparecen con gritos y violencia, algunos no pueden hablar, se dice que están enfermos, pero no hay diagnóstico claro. Desde este lugar no hay razón para relacionarla con la prostitución o el adulterio…..
Discípula anunciadora
Marcos y Mateo la mencionan como la primera de un grupo de mujeres que contemplaron de lejos la crucifixión de Jesús (Cf. Mc 15,40-41) y que se quedaron sentadas frente al sepulcro (Cf. Mt 27,61) mientras sepultaban a Jesús (Cf. Mc 15,47). Señalan que en la madrugada del día después del sábado María Magdalena y otras mujeres volvieron al sepulcro a ungir el cuerpo con los aromas que habían comprado….
Leer nota completa en la Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº235 – JUL 2022