Esa es la gracia que experimentan los hermanos del Movimiento que se movilizan y convocan durante un día entero en el mes de agosto para celebrar a María. 

Desde la primera “Jornada de María” del año 1974, la Virgen acompañó el desarrollo del carisma con su maternal cercanía y lo bendijo con variedad de “regalos”.1

Ese domingo de agosto el cielo amenazaba lluvia pero, a media mañana, asomaron unos rayos de sol que permitieron disfrutar de un día de encuentro, alegría y celebración con la Madre de Dios, en la localidad de Florencio Varela de Buenos Aires. Cristo Vive, ¡Aleluia! estuvo presente y, al llegar al lugar, escuchó decir al Padre Ricardo, Pastor general de la Obra: “anoche, en la eucaristía, le pedí sentidamente al Hijo que le hiciera a su Madre el regalo de un día hermoso”. ¡Y así fue!

La Jornada transcurrió con animación, cantos, un anuncio y oración. El lugar estaba colmado, con más de 1500 de personas, entre las cuales había unos 300 jóvenes. Por la tarde asistió al encuentro Monseñor Carlos Tissera, obispo de Quilmes. El P. Ricardo lo presentó y le agradeció su visita.

Al tomar la palabra, el Padre obispo comentó acerca del momento en que, siendo seminarista, había conocido al P. Ricardo en 1974. Mons. Carlos recordó que en aquella época veía un puñado de jóvenes que visitaba “al sacerdote” y que, cuando llegó a la diócesis como obispo, se había vuelto a encontrar con el P. Ricardo y con un Movimiento desarrollado en el lugar y al servicio de la evangelización2

Mons. Tissera se refirió en primer lugar a la historia de la diócesis y, al hablar del P. Obispo Novak, quien le dio cauce a una opción preferencial por los pobres, a la misión permanente, a la defensa de los derechos humanos y al servicio a la unidad de los cristianos en el lugar, lo llamó “un gran profeta de esperanza”. “La diócesis –agregó– va camino a los 40 años (…). El Movimiento ha caminado con la diócesis y ella se ha visto beneficiada con su servicio en muchas instancias, como en la preparación para la confirmación, animando comunidades, en los servicios en parroquias y con sus actividades propias… Yo estoy agradecido con la tarea que ustedes realizan y gustoso de que durante tantos años hayan vivido acá y lo sigan haciendo.”

El Padre obispo Jorge Novak fue quien recibió pastoralmente al Movimiento en diciembre de 1979 y lo acompañó en su crecimiento y maduración, dándole un Estatuto de aprobación definitivo en la Jornada de María de 1988. En una carta que al día siguiente le envió al P. Ricardo, expresaba: “En la solemnidad de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos, te hago llegar mi saludo y te reitero mi bendición pastoral, extensiva a todos los integrantes del Movimiento de la Palabra de Dios. Aún perdura en mí la alegría de la hora compartida con ustedes. Era evidente la irradiación de la presencia salvífica del Señor Jesús resucitado. Los frutos del Movimiento suscitado por el Espíritu de Dios en la Iglesia por tu intermedio son, hasta este momento, edificantes. Alabo por ello contigo al Dios de las misericordias, entonando el Canto inspirado de María. (…) Que María, asunta al cielo, les obtenga perfecta docilidad a la santa Palabra de Dios, constante elevación del corazón en la alabanza, comunión fraterna sincera, espíritu misionero generoso. A ti y a todos los integrantes del Movimiento bendigo”.3

A continuación el P. Carlos comentó que había llegado al encuentro con un Decreto y dijo: “El Movimiento de la Palabra de Dios ha captado el mensaje del Concilio Vaticano II, en particular de Dei Verbum que ha sido una revolución en la vida de la Iglesia. Gracias a la inspiración que el Señor le regaló al P. Ricardo, y que él ha sabido plasmar en la vida de todos ustedes y en la vida de tantos hermanos que ya no están con nosotros pero gozan de la vida del cielo, se han visto enriquecidos por este carisma del amor a la Palabra de Dios y de la vida fraterna, algo que el Concilio también ha querido destacar en estos tiempos: esa fuerte impronta comunitaria que tiene la Iglesia como Pueblo de Dios”. 

Inmediatamente, al referirse al documento que se leería a continuación, el P. Ricardo dijo que el Decreto era una respuesta al trabajo que se venía haciendo sobre los Estatutos del Movimiento en vías de tener una aprobación no sólo diocesana, sino también pontificia. Esto fue recibido por los presentes como “un nuevo regalo de María”, y se celebró con aplausos y alabanzas.

Equipo de Redacción

1 .Ver “María en los 40 años de la Obra”, Cristo Vive, ¡Aleluia! n 193, 2014.

2. En el próximo número de la revista se publicará una entrevista realizada por Rubén Guillemí a Mons. Carlos Tissera.

3. La publicación del texto completo aparece en Cristo Vive, ¡Aleluia! n 129, 2001.

Publicado en Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº 199 (SEPT-OCT 2015)