La Madre de Dios y Madre nuestra siempre está presente en el camino de sus hijos.

Con motivo de la segunda década de vida de esta realidad mariana en el Movimiento, durante la Jornada de Pentecostés en Córdoba, y con el acompañamiento de nuestra hermana Mercedes Guinle, se realizó un festejo sencillo, con testimonios y lleno de alegría.
Marcela Rojo, una de las hermanas iniciadoras, expresó que acompañar la gestación y la formación de los grupos marianos implicó “buscar cómo escuchar la voluntad de Dios y desplegarla, y cómo permitir el crecimiento de esa realidad”. Esto le supuso traducir lo que el padre Ricardo veía y creía que Dios quería para ese lugar de presencia privilegiada de María.
“Significó mucha búsqueda, oración, discernimiento, consulta y permanente comunicación con el padre Ricardo y su inspiración, y un vínculo amoroso con María y con la Palabra de Dios”, agregó Marcela.
Al momento de dar testimonio, otros hermanos que participan de diversas comunidades de la Rama también contaron sus experiencias. Para Agustín Heredia “es un privilegio y un tesoro de Dios para cuidar, descubrir y hacer crecer junto a mis hermanos”.
Por otro lado, Agustina Vicente expresó que dentro de esta Rama experimentó la presencia de una Madre que la busca y la lleva al Padre, la abraza y la anima a hacer todo lo que Él le pide. También agradeció a los hermanos que formaron este espacio por su fidelidad, “porque, gracias a ellos, hoy puedo ser parte de esto que me acerca tanto al amor de Dios y que me hace querer compartir la vida con otros y con María”.
Sobre el peso de la presencia de la Madre de Dios, Marcela también recordó lo siguiente: “Me quedó impreso a fuego el anhelo de propagar los mensajes de la Virgen, su invitación, su misión y el llamado a hacerla mía”. Contó, además, que gracias a esa experiencia surgió la posibilidad de animar los Retiros marianos y de llevarlos a otros lugares.
“Estuve allí hasta que el Señor me pidió otro servicio”, continuó Marcela. “Pero, más allá de esto, tal y como ocurre con la identidad del carisma del Movimiento, yo también ‘soy mariana’ para gloria de Dios”.
En el relato de sus experiencias, Agustín cerró así el suyo: “Retomo una expresión de Marcela: dijo que hizo suya la Rama Mariana no porque le perteneciera sino porque así podría cuidarla celosamente. Yo también quiero eso”.

Por Marina Novello

Algunos datos
El primer grupo fundacional de la Rama Mariana se inició en la provincia de Córdoba hacia el año 1993. Posteriormente, se dio por primera vez la Convivencia Mariana de siete días de duración en Castelar, Buenos Aires, en enero de 2001. En esa misma ciudad se recibió gozosamente la advocación de María del Movimiento “Madre de la Palabra de Dios y Guardiana de Nuestra fe”. La Rama colabora con la realización de diversos retiros marianos y de la Convivencia Mariana. De esta realidad participan 70 hermanos distribuidos en seis grupos. Además, también en la provincia de San Juan participan 130 hermanos, distribuidos en siete grupos comunitarios. En el año 2014 se constituyó en la provincia de Córdoba la primera comunidad de Nazaret Mariano (foto).

Publicado en la revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº203 JUL-AGO 2016