La migración pone a prueba a las democracias más avanzadas de varios países deL MUNDO. Esta realidad genera un fuerte impacto en la opinión pública.
Es notable como las noticias que nos hablan de catástrofes migratorias, tienen una marcada presencia en los medios de comunicación. No solo lo sucedido en relación a la toma de Kabul por parte de los talibanes, donde miles de personas tratan de emigrar de Afganistán, sino también lo que acontece en otras regiones del planeta. Para tomar un hecho de este año, el pasado 28 de junio, 127 personas provenientes de Blangadesh, Sudán, Eritrea, Egipto y Chad, zarparon desde las playas de Zuara, al noroeste de Libia, sin llegar a destino. La triste noticia fue dada a la Agencia AFP (Agence France Presse) a través de Mongi Slim, director de la oficina regional local de la ONG Media Luna Roja, la red humanitaria más grande del mundo. Además, afirmó que “un total de 84 migrantes, entre los tres y 40 años de edad, fueron rescatados y 43 desaparecieron luego de que el barco que los transportaba se hundiera frente a las costas de Zarzis.”
» En busca de un lugar donde vivir
Los migrantes están muy presentes en la historia de la humanidad. Tal es el caso del Pueblo de Israel, que luego de estar sometido en Egipto, comenzó su peregrinar durante cuarenta años en el desierto, para llegar a la Tierra Prometida por Dios: “Ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios” (Jeremías 32, 38). Los emigrantes constituyen la trilogía del mundo de los marginados en Israel, junto con los huérfanos y las viudas.
Por diferentes motivos miles de personas abandonan sus hogares, escapan de la guerra, la persecución política o religiosa, la explotación sexual, las faltas de oportunidades, la pobreza, el desempleo y las dificultades extremas. “Los que emigran tienen que separarse de su propio contexto de origen y con frecuencia viven un desarraigo cultural y religioso”, expresa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti (37).Pero todos comparten un objetivo común, lograr un futuro seguro y digno. Tratan de cruzar las fronteras internacionales y se encuentran con países que se amurallan utilizando políticas perjudiciales e inhumanas, implementadas por los gobiernos que intentan obstruir la entrada de quienes buscan refugio y solicitan asilo. Podemos sentir que esta situación nos interroga sobre una realidad con la que cohabitamos. El Papa afirma que “Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día, es un fenómeno global.”1
AFGANISTÁN
Según la ACNUR, “desde que empezó el año, en Afganistán ya son más de 550.000los desplazados que se han visto obligados a huir de su hogar. El 80% de las personas son mujeres, niños y niñas. Familias enteras necesitan urgente un lugar seguro para protegerse del conflicto que enfrenta el país. Se estima que los desplazados internos en el país superan los 3.5 millones de personas. Es una de las mayores crisis de refugiados del mundo. A medida que el conflicto avanza, se espera que las consecuencias sean aún más dramáticas. La violencia generalizada y la inseguridad, agudizan día a día la crisis.”
A nivel internacional, el flujo migratorio muestra que se trata de un éxodo masivo, en algunos casos planificados y en otros no, donde participan familias, niñas, niños, adolescentes y adultos mayores. Este desplazamiento forzoso logra un proceso social que altera la estructura, el crecimiento y la distribución de la población y deja huellas considerables, tanto en el país de origen como el de destino, lo que desencadena una verdadera crisis humanitaria solo comparable a la vivida en las guerras. En su gran mayoría las personas que intentan llegar a Europa cruzando el Mediterráneo central pasan por Libia, donde se exponen a terribles situaciones de violencia, secuestros, torturas y extorsión. No obstante esta realidad, teniendo en cuenta que Libia es un país en conflicto activo, el objetivo principal de los estados europeos sigue siendo la retención de migrantes y refugiados. En la primera mitad del 2021 las estadísticas son extremadamente preocupantes: “Al menos 1.146 personas perdieron la vida intentando llegar a Europa por vía marítima”, indicó en el mes de julio la OIM (Organización Internacional para las Migraciones).2
Los controles migratorios en Europa se extendieron mucho más allá de las fronteras continentales. Habitualmente en los países de tránsito las personas se encuentran con políticas disciplinarias, son retenidas, en general, no les permiten asilo en suelo europeo, se les niega el acceso a la atención médica y a las medidas de protección que garantizan su seguridad y dignidad. Algunos estados del Viejo Continente, se apropian del humanitarismo para justificar estas disposiciones restrictivas, sostienen que “salvan vidas” y le impiden a los migrantes realizar viajes riesgosos, al mismo tiempo que ignoran los peligros que afrontan las personas en sus lugares de origen. La falta de alternativas sólidas y legales implica que la única posibilidad que tienen para lograr seguridad, es intentar un arriesgado desplazamiento hacia Europa. Quedan a merced de un submundo criminal que dirige las rutas del contrabando y tráfico de personas.
Podés leer la NOTA COMPLETA en la Revista Cristo Vive ¡Aleluia! Nº229 (SEP-OCT 2021)
1. Viaje apostólico a México, 17/2/16.
2. Informe de la OIM. 13/7/21.