Mc 15,33-39; 16,1-6 /
Los discípulos le dijeron: « ¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?». Jesús les dijo: « ¿Cuántos panes tienen?». Ellos respondieron: «Siete y unos pocos pescados». Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas. Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Después que despidió a la multitud, Jesús subió a la barca y se dirigió al país de Magadán. Los fariseos y los saduceos se acercaron a él y, para ponerlo a prueba, le pidieron que les hiciera ver un signo del cielo. Él les respondió: «Al atardecer, ustedes dicen: «Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo como el fuego». Y de madrugada, dicen: «Hoy habrá tormenta, porque el cielo está rojo oscuro». ¡De manera que saben interpretar el aspecto del cielo, pero no los signos de los tiempos! Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro signo que el de Jonás». Y en seguida los dejó y se fue. Al pasar a la orilla, los discípulos se olvidaron de llevar pan. Jesús les dijo: «Estén atentos y cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos».
Lecturas del día: Job 19,1.23-27a • Flp 3,20-21