A partir del 31 de enero, con la celebración de la Eucaristía, los hermanos y hermanas de Nazaret dieron inicio a su retiro espiritual anual. Este año, se realizó simultáneamente de modo presencial en Córdoba y Buenos Aires, en las casas de encuentro y oración “San José de Cuesta Blanca” y “San Juan Evangelista” de Tristán Suárez. Fueron días de trabajo interior y comunitario a partir de las charlas ofrecidas y los diálogos que se realizaron. Luego de la apertura del retiro por parte de Mercedes Guinle, servidora general de la Rama femenina, el Padre Rubén Bienedell, servidor general de la Rama masculina, presentó la introducción a partir de la expresión “Vengan y vean” de Jn 1, 35-42.
Las tres jornadas siguientes fueron iluminados por el Padre Antonio Santillán (CMF), que invitó a los consagrados y consagradas a recorrer el texto de los discípulos de Emaús y profundizar en la gracia de llevar una vida eucarística. A partir de allí, cada rama siguió su trabajo por separado. Los hermanos continuaron con la guía del Padre Antonio y las hermanas recibieron la visita de la teóloga Rita Catriual y de la Dra. Graciela Senosiain, psicóloga. Con la primera, conversaron sobre la sinodalidad de este tiempo de la Iglesia y el próximo Sínodo de obispos. Y al día siguiente, con la Dra Senosiain, se trabajó a modo taller en dos bloques en el día. Por su parte, Mercedes Guinle, ofreció una charla sobre el discernimiento en la vida, a la luz de las catequesis del papa Francisco. Finalmente, ambas ramas tuvieron diálogos muy fructuosos en miras al proyecto 2023.
El Padre Ricardo, acompañó el retiro con su presencia cercana y oración. En la eucaristía del último día, luego de compartir unas líneas de la Palabra, animó a los presentes a “Cuidar la identidad. Cuidar el carisma: ‘soy discípulo o no soy’. Con Dios todo, sin Dios nada”. ¡Que el Señor custodie la vida consagrada en la Iglesia y en la Obra!